Bajo la dirección de Antonio Muñoz, los pequeños y las pequeñas, de edades comprendidas entre los 8 y los 10 años, han recreado los acontecimientos previos y posteriores al nacimiento del niño Jesús, desde la vida de María en Nazaret hasta la huida a Egipto, pasando por la anunciación, la visita a Isabel o la revelación del ángel a José.
Como novedades, este año se han incluido dos escenas innovadoras. Por un lado, la boda de José y María por el rito judío, y por otro lado, el impactante alumbramiento de María, “una escena realizada a través de un juego de transparencias y sombras, en la que por primera vez sobre un escenario María da a luz a su hijo, con llanto incluido del bebé”, aseveraba Muñoz quien añadía que “trabajar con niños y niñas es muy complicado pero a la vez muy satisfactorio, porque aunque es difícil sincronizar las acciones y se trabaja con un texto muy largo, una vez que los pequeños y las pequeñas entran en escena es fabuloso”.
Durante una hora y media, los jóvenes actores y actrices derrocharon un gran talento sobre el escenario representando un belén que “cada año va a más”, tal y como indicaba su director quien remarcaba que los niños y niñas que participan son los mismos que hace cuatro años y ahora “tienen más movilidad en la escena y se desenvuelven mejor, además de, en algunos casos, haber superado la timidez”.
Antonio Muñoz resaltaba que el belén “tiene una importante función social y comunicativa de lo que es la Navidad, una función que se expresa a través de la solidaridad” y recordaba que una de las representaciones siempre se dedica a las personas de las residencias de mayores y a personas dependientes.
Por último, Muñoz destacaba el papel de las familias “porque se involucran enormemente y colaboran en la realización de este espectáculo, subiendo y bajando las bambalinas, confeccionando los trajes a los niños o diseñando los enormes decorados” y concluía señalando que “los niños y niñas que participan en la obra están totalmente arropados por sus padres y madres”.