Cáritas Interparroquial de Alcázar de San Juan invita a los ciudadanos a participar en la concentración que celebrarán en la Castelar el sábado a las 11.30 horas donde leerán un manifiesto para concienciar sobre la situación de estas personas este año bajo el lema “Todos somos ciudadanos. Nadie sin hogar”. En el acto participará el cantautor Chema Muñoz.
Este mismo día, pero a las 20.30 horas y en la Iglesia de Santa Quiteria realizarán una vigilia de oración por las personas que no tienen hogar, explicó el sacerdote delegado de Cáritas, Ambrosio León.
En este sentido, los responsable de esta institución solidaria abogaron porque se adopten políticas que favorezcan los derechos de los sin techo, ya que se encuentran con problemas básicos de acceso a los recursos públicos. Por ejemplo, no pueden tener tarjeta sanitaria, ni DNI o pasaporte, porque no están empadronados en ningún sitio y por tanto, al no poder conseguir estos documentos, tampoco tienen facilidades para beneficiarse de servicios sanitarios, sociales o educativos.
Así lo dijo, la directora de Cáritas, Ana Madrid, quien añadió que a todo esto se suman los problemas burocráticos que se les presentan a estas personas cuando quieren demandar esta documentación básica. Por ello, pidió que las administraciones “faciliten las situaciones de empadronamiento para facilitarles sobre todo el acceso a la sanidad, que es para lo que mayores dificultades tienen”.
En la misma línea solicitó “impulsar políticas decididas para ayudar a los medios sin hogar” y pidió la colaboración de los medios de comunicación como vía de concienciación y sensibilización de la situación de los “sin techo” para la sociedad, porque no tener hogar “no quita un ápice de derechos humanos”.
A estos problemas se suman la discriminación y exclusión que sufren y “todo provocado por su situación”, ya que la calle genera problemas de suciedad, de abandono, de enfermedad mental, lo que les crea “estigmas”, que a su vez, hacen que se cree una situación de miedo de la sociedad a estas personas, a no tener paciencia con ellos o a “pensar que se les regala gratuitamente la asistencia social y sanitaria a la que tienen total y pleno derecho”.
MEMORIA ANUAL
El director del Centro Samaría, donde Cáritas atiende las situaciones de sinhogarismo, José Álvarez señaló que “nadie está en situación de exclusión de forma voluntaria, sino que es una situación forzada, son personas empujadas a la máxima exclusión de no poder participar en ningún ámbito social”.
En este lugar se han atendido este año 562 personas, de las 519 han sido hombres y el resto mujeres, con edades comprendidas entre los 31 y los 65 años en un 80% de los casos, aunque también han pasado 20 personas con más de 65 años y con más de 70 en algunos casos, que tienen una dificultad mayor aún para acceder a una plaza de residencia, “algo que ya es difícil en situación normalizada”.
La mayoría son solteros, si bien hay un gran número de divorciados o separados y casos de ruptura familiar que está detrás de muchos de estos casos. La mayoría tiene estudios de graduado escolar, aunque se ha atendido a 11 personas con estudios superiores y a 50 con estudios medios.
En cuanto al origen de los usuarios, se ha producido un aumento de inmigrantes y se han atendido a 213 y a 349 españoles. Los inmigrantes proceden en su mayoría de Rumanía, país de 94 sin techo atendidos y le sigue Marruecos con 24. Por comunidades autónomas españolas, 97 venían de Andalucía, 65 eran de Castilla-La Mancha y también se ha atendido a personas de Madrid, Valencia, Castilla y León, Cataluña o Extremadura.
En el Centro Samaría se les ha dado cobertura a las necesidades básicas y de manera puntual a quienes se plantean seguir viviendo de esta manera. A los que pretenden mejorar, después de atenderlos en este centro, se derivan a Casa Abraham en Daimiel y desde ahí pueden incorporarse a la vida normalizada. Algunos han pasado a otro centro, otros han vuelto con sus familias y otros han vuelto a la calle “porque no era su momento de integrarse”.
El equipo de atención a los sin techo de Samaría está formado por trabajadores sociales, educadores y vigilantes en plantilla, así como con más de 60 voluntarios que “dan su tiempo y su ser a estas personas trabajando en la acogida y el acompañamiento”, así como en el ocio, talleres, la cocina o el ropero. Como novedad existe un nuevo taller de carpintería, no sólo de restauración como hasta ahora y hay otros de habilidades sociales, de deporte o de cocina y se está construyendo un pequeño huerto “para recuperar la autoestima de los que están en la calle”.