Cualquier parado más es siempre un fracaso dentro de un modelo de sociedad que no respeta uno de los derechos constitucionales básicos. Cuando el paro afecta a los medios de comunicación, como es el caso que nos ocupa, además del mencionado fracaso, supone un retroceso, puesto que afecta a uno de los pilares de los estados democráticos, el llamado “cuarto poder” que se añade a los tres clásicos formulados tras la Revolución Francesa.
En Alcázar habíamos pasado, en poco más de tres décadas, de contar con varios cronistas aficionados y autodidactas a disponer de varias empresas de comunicación formadas por personal titulado y capacitado para ofrecer un tratamiento informativo cada vez más riguroso, actualizado y completo.
Quienes además hemos participado junto a ellos en tertulias, entrevistas y otras actividades puntuales con motivo de eventos significativos de la vida local o nacional, podemos afirmar que detrás de lo lanzado por las ondas radiofónicas o lo publicado en los monográficos ocasionales, había un equipo de personas competentes, simpáticas, abiertas y tolerantes que nos han ayudado a conocer mejor nuestro mundo y a conocernos mejor a nosotros mismos.
No somos quienes para valorar las razones que han llevado a la Cadena SER a este desmantelamiento de su razón de ser, pero sí podemos afirmar que Francis, Kiko, José Antonio y, cómo no, Clara Isabel, nos han dejado huérfanos en el día a día. Sus voces, sus comentarios, su amable sonrisa… eran ya una referencia en el discurrir de los acontecimientos más cercanos.
Nos resulta extraño levantarnos de la cama y no despertarnos con la voz de Francis contándonos las noticias cercanas que nos hacían descender de los sueños y ver la realidad. Sentir y compartir la alegría y el humor de Kiko con su imagen alegre, cercana, que nos hacía fijarnos en pequeños detalles que estaban cerca de nosotros y nosotras y que a veces nos pasaban desapercibidos y, qué decir de la ilusión que ponía José Antonio en sus entrevistas deportivas, que te hacía sentir la importancia de cualquier deporte y sobre todo de las personas que están detrás de cada uno.
Ahora no sólo los echamos de menos, sino que, como si de un mal sueño se tratase, esperamos despertarnos y volver a encontrarlos otra vez en sus puestos de trabajo.