Las Vulpes tenían razón. No quepo en mi perplejidad ante la polémica sobre la canción Zorra, que va a representarnos en Eurovisión. Por un lado es una polémica que yo no esperaba. Creí que, de haberla, se centraría en la actitud e indumentaria de los bailarines. Me alivió ver que, salvo alguna persona suelta, a nadie le pareció buena idea señalarse por esa vertiente. Por lo que sea, pienso que la Gala Drag Queen de las Palmas nos ha hecho mucho bien.
Se me puso un poco la mosca detrás de la oreja cuando empezaron a criticar el aspecto y la voz de la cantante de Nebulossa, seguramente porque, inocente de mí, pensé en un edadismo atroz, ya que una voz de «postal» no ha sido nunca necesaria para hacer un hit pop. Y no, estaba muy equivocada: la ofensa estaba en la letra.
Pensaba que habíamos avanzado algo desde que las Vulpes la liaron en televisión al grito punk de Me gusta ser una zorra, pero resulta que no, en absoluto. Esa misma palabra, cuarenta años después, sigue levantando las mismas ampollas. Porque es la palabra y no otra cosa lo que ofende, escama, irrita. Me cuesta pensar que gente inteligente tenga tan poca comprensión lectora (o escuchadora en este caso) como para no darse cuenta de que la canción es absolutamente irónica. A lo mejor la experiencia juega en mi contra, y he tenido que decir muchas veces, con gente que me ha tomado por imbécil, «ya sé que soy tonta, pero…», antes de tirar por tierra exactamente lo que terminaba de afirmar. Esto, y no otra cosa, es lo que hace Nebulossa en su canción: afirma que es una zorra para después destrozar el concepto. No lo es por salir tarde, tener éxito o divertirse.
Cuando la letra afirma que lo es, es precisamente para negarlo. Por eso empieza con el muy irónico «ya sé que soy solo una zorra». Es decir, se lo está diciendo a una persona que piensa que lo es, para inmediatamente decir que no hace nada malo con su vida, sólo ser independiente. Lo hace con cada frase irónica e incluso con las afirmaciones rotundas como «pero esta es mi naturaleza, cambiar por ti me da pereza». Es decir, lo que afirma Nebulossa es que haga lo que haga la despreciarán con ese calificativo, así que se lo pone por corona y marchando.
Es exactamente lo que ha hecho el colectivo LGTBIQ+ durante años con términos tan duros como maricón o bollera, y puede que por eso el colectivo entienda mejor las intenciones. La experiencia jugando a que tengamos que hacer un comentario de texto de lo de Eurovisión, pero es lo que hay.
Más allá de la preocupación que puedo tener por la comprensión actual de la ironía o el subtexto y el contexto, me parece que la canción es muy bailable y que ellos, además, son encantadores, así que espero que se coman Europa y me demuestren que hemos avanzado algo desde las Vulpes.