Sagrario Pérez de Agreda Galiano | Salud & Farmacia 13/01/2023
 
 
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La depresión es una enfermedad que afecta de manera global a la persona que lo padece y puede llegar a resultar discapacitante.

Se trata de uno de los problemas de salud mental más prevalentes, afectando a aproximadamente el 5% de la población, y es más frecuente entre las mujeres, con una proporción de entre dos y tres casos por cada caso en hombres.

En cuanto a su origen, se conoce la implicación de diversos neurotransmisores, como la serotonina y la noradrenalina, sin embargo, la alteración de los mismos puede predisponer a la persona a sufrir la enfermedad, pero no se considera condición suficiente para causarla.

Entre los síntomas que caracterizan la depresión, predominan la tristeza, el pesimismo y la anhedonia o incapacidad para sentir placer, alegría. Estas manifestaciones, unidas a la dificultad para la concentración, las alteraciones del sueño y sentimiento de culpa dificultan enormemente el desempeño cotidiano de las actividades por parte del paciente.

La depresión es un trastorno que puede tratarse y hasta el 80-90% de personas responden bien al tratamiento. El tipo de tratamiento dependerá de los síntomas que sufra cada persona, de su gravedad y de las circunstancias del paciente.

El médico de cabecera o psiquiatra puede prescribir al paciente fármacos antidepresivos. Estos contribuyen a normalizar los neurotransmisores que participan en la regulación de los estados de ánimo.

Dado que los efectos no son inmediatos, es importante que el paciente tome dosis regulares del antidepresivo durante al menos tres o cuatro semanas para poder experimentar su efecto. Por otra parte, no debe interrumpir el tratamiento hasta que el médico lo indique, con el fin de evitar una recaída.

Debe prestarse además atención a los posibles efectos secundarios como dolor de cabeza, náuseas o insomnio, que suelen disminuir con el tiempo. El farmacéutico en este sentido puede realizar una importante labor en el control del tratamiento del paciente. Una adecuada información y seguimiento puede mejorar la adherencia al tratamiento y evita los abandonos por parte del paciente.

La Psicoterapia, tanto la terapia cognitivo-conductual como la interpersonal, ambas basadas en el diálogo con el profesional son efectivas contra la depresión y constituye la mejor opción para tratar la depresión de leve a moderada. La terapia suele ir orientada a mejorar la seguridad, confianza y autoestima, así como para brindar apoyo emocional. También es muy útil para aprender a corregir los pensamientos distorsionados y reducir la gravedad percibida de los problemas.

El tratamiento farmacológico combinado con el psicoterápico suele tener más éxito que el farmacológico solo en la mayoría de los casos.

Existe una serie de consejos que pueden ser útiles tanto para prevenir como para abordar casos de depresión



- Exteriorizar los sentimientos: expresarse con personas de confianza puede reforzar nuestro estado de ánimo.

- Participar en sociedad: combatir el aislamiento y la soledad.

- Hacer ejercicio regularmente:: la práctica de actividad física habitual contribuye a mejorar la autoestima.

Practicar ejercicios de relajación, meditación o respiración a la hora de enfrentarse a determinadas situaciones de estrés.

- Practicar una correcta higiene del sueño: mantener unos hábitos de sueño regulares, evitar las sustancias estimulantes antes de dormir, evitar aparatos electrónicos…

- Estar alerta a síntomas: como la pérdida de energía o interés, los cambios en el apetito o la ansiedad.

Para finalizar, es muy importante el diagnostico precoz de la depresión para poder instaurar el tratamiento cuanto antes. Familiares, amigos deben estar atentos a los cambios del comportamiento del individuo. En este sentido, el farmacéutico como profesional sanitario cercano puede ser de gran ayuda.

Sagrario Pérez de Agreda Galiano
Farmacéutica adjunta Centro de Información del Medicamento
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real

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