La mañana del domingo amanecía en Alcázar con sonido de cláxones y bocinas que, en procesión, se dirigían hacia la iglesia de San Francisco para venerar a su patrón, San Cristobal. La misa solemne, a primera hora de la mañana, este año era muy especial, porque la hermandad de conductores celebraba el 25 aniversario de su constitución. Por este motivo, la noche del sábado comenzaron las celebraciones, en la ermita del santo, con barbacoa y verbena.
Después de la misa, la tradicional bendición de coches y camiones en la Plaza del Altozano, y la continuación de la procesión sonora -ya con la compañía de San Cristobal- hasta llegar a la ermita.
La fiesta, en esta ocasión, se prolongó hasta las 6 de la tarde -hora en que devolvieron a su patrón a la iglesia de San Francisco.
La participación fue alta y muchos conductores, vecinos de Alcázar y autoridades municipales, pudieron disfrutar de la paella gigante preparada para la ocasión, de la música y de un día campestre en la ermita de San Cristobal.







































































