Como cada Martes Santo, la Archicofradía de la Pasión llevaba a cabo su Estación de Penitencia. Bajo una noche agradable, el Cristo de la Luz salía en torno a las 9:30 horas de la ermita homónima para recorrer su peculiar itinerario, un recorrido que pasa por calles por las que habitualmente no procesiona ninguna cofradía y que terminó en el punto de partida al filo de la media noche.
Ataviados con túnicas, capillo y cinturón con rosario en negro el cortejo procesional recorría las calles Magdalena, Aguabuena, Ciudad Real, Colón, Jesús, Plaza de la Paz, Castillejos, Plaza de Tetuán y Arcipreste Julio Mata, para regresar a la Plaza de los Beatos Mártires donde la Imagen, obra de Rafael Irurozqui (1965), volvía a su ermita.
Esta año el Vía Crucis ha tenido una novedad principal, al incluir a las anteriores 14 estaciones, una más: la de El Resucitado, un cuadro realizado, como los anteriores en Estampaciones Mena.