Tras la primera pieza, “Mi Amargura” de Víctor Ferrer, única marcha de procesión en programa, el director titular de la formación manzanareña Pedro Manuel Delegido Calero pasó a detallar y explicar al público asistente las peculiaridades de las obras que a continuación se iban a ofrecer. Tras las acertadas palabras del director, la banda interpretó la obertura de la ópera de Giusseppe Verdi “La Forza del Destino”, obra técnicamente compleja para los instrumentos de viento dado que originalmente fue compuesta para orquesta sinfónica. El “Concierto en do menor para oboe solista”, de B. Marcelo concluyó la primera parte, que acertadamente interpretó la manzanareña Ana Belén Vera Alache, joven vinculada a la formación desde sus inicios en el mundo musical y que en la actualidad se encuentra concluyendo los estudios superiores de música en Conservatorio Superior de Música de Jaén. Como bis ante los aplausos del público, la solista interpretó, junto a la jovencísima violoncellista Ana María Gómez, el primer movimiento de la Sonata 135 de Carl Phillip Emmanuel Bach.
La segunda parte se abrió con la obra más arriesgada del programa en lo que a dificultad técnica y musical se refiere: la balada para banda “Huntingtower”, adaptación de Franco Cesarini de la obra original para orquesta de Ottorino Respighi. El plato fuerte de la segunda parte lo impuso “El Cántico de las Criaturas”, suite para banda dividida en seis movimientos caracterizados por una utilización brillante de las sonoridades y los colores tímbricos: “Prólogo”, “Hermano Sol”, “Hermana Luna y Estrellas”, “Hermano Fuego”, “Madre Tierra” y “Epílogo”. La última pieza del programa, «Caleidoscopio” de L. Pusceddu, aportó la nota minimalista al concierto, tratándose de una obra compuesta por pequeñas células musicales intercambiadas en diferentes combinaciones rítmicas y melódicas.
Como no puede ser de otra forma, hubo un bis, que el director dedicó a uno de los más relevantes músicos desaparecidos de la banda, el recordado Guillermo Calero, así como a su viuda, recientemente desaparecida. “Mektub”, de Mariano San Miguel, puso fin a un concierto en el que la Banda de Manzanares mostró sobre el escenario todo su saber hacer, y en el que consiguió sonar con una calidad musical y técnica solo al alcance de algunas de estas agrupaciones amateur.
Para la Asociación, el público fue menos del esperado, aunque tal vez no fuera tan poco si tenemos en cuenta la intensa agenda de actividades culturales y gastronómicas que había en Manzanares durante el fin de semana, II Feria Nacional del Queso incluida.
Las siguientes actuaciones de la banda serán dentro de la Semana Santa manzanareña, con la esperada vuelta a la Procesión del Silencio del Jueves Santo tras más de cinco años de ausencia.