La visita al Castillo del Marqués de Villena en Belmonte en estos días permite no sólo conocer las estancias de este edificio que mandó construir el belmonteño Juan Pacheco en 1456, sino presenciar el Torneo internacional de Combate Medieval, un deporte de combate real que permite revivir la historia en un emplazamiento que retrocede siglos para recrear el momento.
El combate medieval es un deporte de contacto y por lo tanto el combate es totalmente real. La indumentaria que utilizan los luchadores se compone de armaduras réplicas de las usadas en los siglos XIV y XV, con más de 30 kilos de peso, y el armamento es el mismo sólo que sin filo y punta y con límites de peso establecidos; espadas de mano y media, espada corta o bracamarte, maza, alabardas y otras armas de asta, hachas, escudos, etc.
En España se lleva practicando unos dos años, pero en otros lugares del mundo se cuentan más de dos décadas de experiencia en este deporte. Los mejores luchadores de España, Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Dinamarca, Polonia, Portugal, Irlanda o Suecia, entre otros, están estos días en Belmonte protagonizando el combate.
La diferencia entre el Mundial que se celebró el año pasado y el Torneo internacional que se desarrolla este año es que en el primero participan equipos nacionales, y en el segundo compiten los mejores clubes de cada país, es decir, algo así como la Champions League de este deporte, en el que participan entre 25 y 30 equipos y hasta 32 luchadores por modalidad de duelo. En total entre 250 y 300 luchadores provenientes de más de 15 países.
Hay varios bloques de combate y distintas modalidades como Duelos con dos tipos de armas (escudo y espada, y espada larga o de mano y media); Grupos o melés: 5 vs 5; Grupos o melés: 10 vs 10; Grupos o melés: 21 vs 21; Exhibición en bloque 5 de finales y Duelos categoría femenina.
A estos combates a pie se suma este año, como novedad, la presencia de 37 artesanos, de los que 25 son españoles y el resto procedentes de Rusia, Ucrania y países de Europa del Este, entre ellos algunos de los mejores armeros del centro de Europa, especialistas en la fabricación de las armaduras utilizadas en este deporte de contacto, que son auténticas réplicas de las armaduras de los siglos XIV y XV.
La posibilidad de comer en las escudillas de barro o madera como hacen los propios luchadores, un paseo por el gran mercado internacional de artesanos, por el campamento medieval de luchadores, la visita a las dependencias del castillo, a su halconera con 16 aves rapaces, teatros, bufones, juegos infantiles y talleres, una zona de restauración con gastronomía local y el auténtico menú medieval completan un plan para pasar un día entero en el Castillo de Belmonte en familia o con amigos. El recinto amurallado del castillo cuenta con 70.000 metros cuadrados donde se integran todas las actividades de competición y las complementarias de ocio y restauración.
El castillo de Belmonte ha tenido un papel destacado en la historia de España, tanto por quien lo construyó que fue Juan Pacheco, Duque de Villena como por Eugenia de Montijo que vivió en esta fortaleza, que también ordenó rehabilitar. Pero desde 1456, año en el que se construyó hasta la actualidad alberga otros muchas curiosidades que se pueden descubrir tanto en la visita que se puede hacer en estos días del combate como el resto del año.





































































