


Carlos Aranda apretó de salida a porta gayola para enlazar verónicas deslucidas por culpa del viento. Se realizó una suerte de varas de forma leve al castaño que abrió plaza. El novillo evidenció falta de fuerza lo que originó un molesto calamocheo durante las fases de la faena inicial. Brindó a su hermano Jesús, pero no hubo rotundidad en su labor aunque mucha disposición y pases sueltos más que ligazón. Los ayudados del principio y muy por abajo y una tanda al natural soberbia. Esos pasajes fueron sin duda lo mejor de su actuación. Pinchazo, estocada y oreja.
Segundo de buenas hechuras y buen juego, donde Jorge Fuentes brego de categoría. Aranda basó su faena en los medios alternando series sin gran calado, primó más la cantidad de muletazos que la calidad. Posiblemente faltó algo de profundidad y más rotundidad, puesto que su novillo ofrecía dichas condiciones. Carlos lo dosificó sin atacarle demasiado y le dio tiempo entre series. La espada le premió con otra oreja.
Oreja sin lucimiento en el tercero un precioso animal al que Curro Robles puso dos pares siendo obligado a saludar. Aranda tras brindar a Valentin Cuevas se perdió en un mar de dudas y sucesivos enganches. Al final el arrojo y el paisanaje, unido a una buena estocada, le valieron para cortar otra oreja.
En el cuarto, otro castaño repetidor, apareció el novillero que se esperaba, bullidor y con ganas. No se lució a la verónica, pero sin embargo la faena estuvo repleta de voluntad y buenas formas. Tres cambiados por la espalda y series ligadas y templadas por ambas manos, buenas de ejecución y un final por manoletinas ajustadas. Pinchó antes de agarrar otra buena estocada y sumar otra nueva oreja…y van cuatro.
Dos orejas y aplausos al novillo fue el balance del «no hay quinto malo”, un novillo que pedía el carnet y hacer bien las cosas o descubrir los malos toreros. Aranda le plantó cara de rodillas en el centro del ruedo ligando y templando. El de Daimiel cuajó dos series con la derecha de mérito y al natural, tuvo menos cuajo. Estuvo en novillero y con duende, los pasajes finales muy por abajo. Si lugar a dudas lo mejor de la tarde, unido a la estocada efectiva. Dos orejas de ley y esta vez, sin paisanaje.
Sexto de mucha importancia por tamaño pitones, bravura y nobleza. Aranda realizó una buena faena que falló a espadas. Al final dos pinchazos, descabello y faena donde lució a gran altura en muchos pasajes.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 21 de mayo de 2016. Plaza de toros de Daimiel (Ciudad Real). Media plaza en tarde con fuertes rachas de viento.
Novillos de Los Ronceles, manejables.
Carlos Aranda (blanco y azabache) en solitario: oreja, oreja, oreja, oreja, dos orejas y ovación.
Salió en hombros por la puerta grande.





































































