A las 21:00 tomaban la salida desde la Iglesia de Santa María, los Caballeros del Santo Entierro y Damas de Nuestra Señora de la Soledad, acompañando al Yacente y a su madre en procesión. Dos horas más tarde, lo haría La Soledad de Santa Quiteria, una procesión cargada de rigurosa sobriedad y solemnidad de la que hacen gala las enlutadas damas que acompañan a la imagen.
Como cada año, la Antigua y Real Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Caballeros del Santo Sepulcro y Damas de Nuestra Señora de La Soledad ha enlucido la Semana Santa alcazareña en una procesión marcada por el sentimiento y lo ha hecho portando con el más absoluto respeto y devoción las imágenes del Cristo Yacente y la Virgen de La Soledad por parte de sus costaleros y costaleras con su tradicional arrastre de pies.
Una procesión sobria, calmada y emotiva que se lleva a cabo en un profundo silencio y respeto, en el que solo el sonido de los tambores y de la Banda de Música de Alcázar de San Juan que acompaña a ambas imágenes osan interrumpir.
Con una representación de los capuchinos que procesionan cada Semana Santa ha dado comienzo este solemne paseo que ha partido de la Plaza de la Iglesia Santa María La Mayor para volver al templo tres horas después con unos exhaustos costaleros que en un acto de fe un año más han honrado a Nuestra Señora de La Soledad y al Santo Sepulcro.
La Soledad no solo ha cargado su imagen con tristeza y dolor, y se le ha podido ver portando un rosario de nácar con filigrana bañado en oro de 130 años de antigüedad, procedente de la familia Castellanos, de la localidad, que recientemente ha donado a la Hermandad. En la otra mano, un pañuelo de encaje del siglo XIX igualmente donado.
A las once de la noche, cuando el paso de El Calvario atravesaba la Plaza de España de camino a Santa María, de la parroquia de Santa Quiteria salía también La Soledad, con manto negro majestuoso y brillante que ha lucido radiante en una noche estrellada y de agradable templanza.
En silencio, sus damas de riguroso luto, con peineta, mantilla, y portando un rosario en la mano, han acompañado a Nuestra Señora de La Soledad en silencio.
Encabezando la primera procesión de la tarde, el paso de El Calvario ha vuelto a recorrer las calles alcazareñas tras su restauración hace tres años.
Un día más, las temperaturas propiciaron que se agolpara numeroso público a lo largo del recorrido de ambas procesiones nocturnas que están contribuyendo a embellecer esta Semana Santa alcazareña.