La noche del Sábado de Gloria se caracteriza por celebrarse la Vigilia Pascual en la que se rememora la Resurrección del Señor y con la que concluyen los actos litúrgicos que se han venido celebrando durante toda la Cuaresma y la Semana de Pasión.
La Vigilia se celebró en la localidad en la Iglesia del Asilo, en la Iglesia de las Trinitarias, así como en el Templo Parroquial y en el Convento de los Franciscanos de la T.O.R. A su término tenía lugar la Procesión del Encuentro, una de las más esperadas tanto por los cofrades como por la ciudadanía, pues es la más alegre de todas.
A las doce de la noche, de la Iglesia Parroquial, partía la imagen de Cristo Resucitado portado en andas por los miembros de la Cofradía del Cristo de la Humildad y acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores del Santo Descendimiento, así como de todos los estandartes con advocaciones de Cristo.
Por otro lado, y a la misma hora, salía del Convento de los Franciscanos la imagen de la Virgen María portada en andas por miembros de su Cofradía y de la Cofradía de la Virgen de las Angustias y acompañada por los estandartes con advocaciones marianas y la Banda Sinfónica Municipal dirigida por Sebastián Heras.
El ansiado Encuentro tenía lugar en la Plaza de la Constitución y a su llegada ambas imágenes fueron bailadas por los cofrades anderos simulando el momento en que María se encuentra con su hijo Resucitado.
Posteriormente, se le quitaba a la Virgen el Manto negro de luto para que luciera de blanco en señal de alegría por la Resurrección de Jesús. En esos momentos, la Plaza estallaba en aplausos, se lanzaron pétalos de rosa a la Virgen y se prendió una pólvora en las inmediaciones de la Iglesia, en señal de júbilo y de alegría.
Las dos imágenes regresaban entonces, en procesión, por las calles Grande, Princesa, Plaza Miguel Echegaray y San Agustín hasta el Templo Parroquial donde la Junta de Cofradías obsequió a los asistentes con una gran chocolatada.