


Es tradición que gran parte de la población alcazareña acuda a la parroquia de Santa María, para comprar los rosquillos de San Blas, santo al que se le conoce como protector de la garganta.
Desde antes de abrir la Iglesia a las nueve de la mañana, se han formado colas para adquirir los famosos rosquillos, colas que se han mantenido a lo largo de la mañana. Aproximadamente unas 6.000 bolsas de 10 unidades son las que se han puesto a la venta en este sábado. De la elaboración de los rosquillos se han encargado un grupo de voluntarios de la parroquia, con la colaboración de un horno de la ciudad.
En el interior del templo, como cada año San Blas está expuesto para su veneración y gran cantidad de personas acuden a besar la reliquia del Santo y ofrecerle sus oraciones. Una tradición de siglos, que sigue celebrándose año tras año, con mucha aceptación.
Ya saben si quieren comprar los famosos rosquillos, pásense por Santa María, que van quedando pocos.










































































