Criptana, Pilar, Manoli, Águeda, Lola, Juliana, Rosa, Luisa o María Reyes son algunas de las 20 auxiliares de ayuda a domicilio que estos días trabajan sin descanso para atender a un total de 73 personas beneficiarias de este servicio. Una cifra, 73, que tal y como explica la trabajadora social responsable de la prestación del servicio en el Centro de Servicios Sociales de Campo de Criptana, Mª Cruz Pérez-Bustos, “desgraciadamente se ha visto reducida dado el fallecimiento de algunas personas, no sabemos si por COVID-19 ya que no se han hecho test”.
20 profesionales, “todas ellas debidamente formadas y con la titulación mínima exigida, bien con el Certificado de Profesionalidad y/o como Técnicos de Atención socio-sanitaria”, como explica Pérez-Bustos, que estos días “están dando lo mejor de sí mismas para atender en las mejores condiciones, con lo que está suponiendo esta pandemia”, a todas las personas”.
Una labor, una atención a personas en situación de vulnerabilidad no exenta de miedos y peligros como asegura Luisa Ortega quien explica que “el miedo al contagio siempre está, no porque puedas contagiarte sino porque una misma pueda contagiar a la persona que atiende o la propia familia. Nuestro trabajo es un trabajo de contacto directo, no hay distancias de seguridad y aunque llevamos toda la protección, gracias a que el Ayuntamiento nos facilitó los EPIs desde el primer momento y a que se han establecidos protocolos de actuación muy firmes, siempre tienes el temor del contagio”.
Dotación de equipos de protección integrales, como explica Pérez-Bustos, quien cuenta que “las 20 auxiliares disponen de los EPI necesarios para poder desarrollar su trabajo de la manera más protegida posible. Dicho material se compone de gafas de protección, buzos, guantes, mascarillas FFP1, geles hidroalcohólicos recargables e impermeables. Material que continuamente se va reponiendo en la medida que van necesitando”. Asimismo, destaca que recientemente se ha llevado a cabo la desinfección de sus vehículos, con la máquina de ozono que adquirió el Ayuntamiento. Ya que los desplazamientos de algunos usuarios al centro médico para la realización de pruebas de sintrón, analíticas,… las realizan con sus coches.
Protocolo de actuación
En relación al protocolo de actuación, Mª Cruz Pérez-Bustos explica que “desde el primer momento se estableció que, dada la situación en la que nos encontrábamos, no debíamos interrumpir las prestaciones domiciliarias, sino todo lo contrario, se tenía que mantener la cobertura de unas necesidades básicas esenciales como son el aseo, la higiene personal y de la vivienda, vestido, alimentación, reposición de medicamentos y tratamientos farmacológicos, sobre todo en personas dependientes y de gran vulnerabilidad. Exceptuando aquellos domicilios en los que existiese una red de apoyo familiar, valorando siempre que ante la posibilidad de prescindir del servicio y/o reducirlo, no generase cierta desprotección al usuario.
El protocolo a seguir ante cualquiera de estos tres supuestos, 1- posible caso de contagio; 2- positivo confirmado; 3- posthospitalario, el auxiliar de ayuda a domicilio deberá ponerse en contacto, tanto con su Médico de Atención Primaria como con la Trabajadora Social para acordar las medidas que, desde ese momento, deben llevarse a cabo en el domicilio. La Trabajadora Social informará a la familia de todo el procedimiento que se está llevando a cabo en la vivienda, bien sea preventivo o de aislamiento.
La coordinación entre profesionales del área de salud (hospital y centros de atención primaria) y los profesionales de Servicios Sociales de atención primaria, es fundamental para poder intervenir de la manera más adecuada en el domicilio. Coordinación que se está llevando a cabo de una manera efectiva”.
Un trabajo que sale a la luz
Coordinación, protección y profesionalidad de las auxiliares del Servicio de Ayuda a Domicilio quienes durante estos días están viendo como aumentan los casos de atención entre la ciudadanía.
“El aislamiento domiciliario ha generado un aumento en la demanda del servicio, bien porque no pueden salir de casa y viven solos o bien porque los mayores que tienen a sus familiares residiendo fuera de la localidad, al no poder venir a visitarlos, no pueden hacerles las tareas que venían haciendo: compras, limpieza del hogar, compañía…”, añade Pérez-Bustos, quien además destaca que “desde el servicio de Ayuda a Domicilio hemos podido ayudar y atender a todos los casos que se han puesto en contacto con nosotros, dentro de nuestras posibilidades y gracias a la buena disposición del personal del servicio”.
Una atención que Luisa asegura empieza a tener relevancia entre la ciudadanía. “En este tiempo tan complicado y psicológicamente muy duro para todas nosotras, la gente empieza a valorar nuestro trabajo. Un trabajo que llevamos haciendo muchos años pero que pasaba desapercibido, al igual que muchos otros. En estos momentos de dificultad es cuando más se valora el trabajo de las personas que están en contacto directo con otras atendiendo cualquiera de sus necesidades”. “Ahora nos damos cuenta que todos somos necesarios”, concluye”.








































































