En 1955, Ramón Sánchez Quintanar decidió traer madera desde Cuenca hasta Campo de Criptana para abastecer a los albañiles que empezaban a construir las primeras viviendas de la zona. Así nació lo que hoy es BigMat Sánchez Quintanar, una empresa que, setenta años después, sigue siendo un referente en materiales de construcción en la comarca.
“Mi abuelo vio que no había nada en aquel momento, que hacía falta material para las obras. Tenía un amigo en Cuenca y se animó. Acertó”, recuerda José Luis Sánchez Quintanar, actual responsable de la empresa y nieto del fundador. Junto a su abuela, Ramón puso en marcha un pequeño negocio en la calle Santa Ana que, con el tiempo, fue creciendo hasta convertirse en un almacén de más de 5.000 metros cuadrados, con exposición, tienda y naves.
“De aquellos primeros tablones de madera hemos pasado a tener de todo: desde materiales de obra hasta elementos de acabado. Hoy, una persona puede venir a Big Matt y llevarse todo lo necesario para construir una casa desde cero, del cimiento al tejado”, explica José Luis.
De la madera a la casa
La evolución de BigMat ha ido de la mano de los cambios en el sector de la construcción. A los materiales básicos como cemento, ladrillo o arena se suman hoy productos de cerámica, pavimentos, cocinas, baños, puertas y ventanas. “Ofrecemos un servicio integral”, afirma el gerente. “Lo bueno es que el cliente puede encontrarlo todo en el mismo sitio, sin tener que desplazarse a distintos proveedores.”
La empresa trabaja con marcas reconocidas como Velux en ventanas, Puertas San Rafael en carpintería interior o Marazzi, Valdocer y Alcón en cerámica. “Son nombres que el público conoce y que garantizan calidad”, apunta José Luis. “Además, los proveedores están en constante innovación, así que tenemos que actualizarnos continuamente. La gente se informa mucho por Internet y a veces nos piden productos nuevos que ni conocíamos; nos toca aprender cada día.”
Atención personalizada y compromiso local
Uno de los rasgos que más identifica a BigMat es su trato cercano. “Desde que mis abuelos empezaron, lo que nos ha distinguido es el trato con la gente. Nos da igual si alguien compra mucho o poco, si viene una vez o cien: todos son igual de importantes”, dice José Luis.
La plantilla actual está formada por 15 personas, aunque en los años de mayor actividad, en torno a 2007 y 2008, llegaron a ser 18. “El equipo humano es fundamental”, asegura. “Empezó siendo una familia literal —mis abuelos, mis padres, mis tíos—, y aunque hoy la mayoría ya no son familiares, los seguimos tratando como si lo fueran. Eso se nota en el ambiente de trabajo y también en cómo se atiende al cliente.”
El espíritu familiar impregna el día a día. Junto a José Luis trabaja su prima Luisa María Rubio Sánchez Quintanar, también nieta del fundador. “Somos la tercera generación al frente, y eso es una responsabilidad. Queremos mantener el nombre y los valores que ellos construyeron.”
Cobertura Comarcal
Aunque el corazón de la empresa está en Campo de Criptana, la empresa extiende su actividad a buena parte de la comarca. “Atendemos clientes de Alcázar de San Juan, Tomelloso, Villacañas, Los Yébenes… prácticamente cubrimos unos cincuenta kilómetros a la redonda”, explica su responsable.
La empresa se dirige tanto a grandes constructoras como a particulares que reforman o construyen su vivienda. “Esa variedad de clientes es una de nuestras fortalezas. Nos permite adaptarnos y tener una visión global del mercado”, comenta.
En cuanto a los tiempos de respuesta, BigMat apuesta por la agilidad: “Cuando un cliente nos llama o viene con una necesidad, intentamos darle una solución inmediata. Si tenemos el producto, se lo lleva en el momento; si no, le decimos con claridad cuándo lo tendrá. No nos gusta dejar nada en el aire.”
Adaptarse sin perder la esencia
A lo largo de sus siete décadas de historia, la empresa ha sabido adaptarse a los cambios del sector. La crisis económica de 2008 marcó un antes y un después, pero la empresa supo resistir gracias a la fidelidad de su clientela y a su filosofía de trabajo constante.
“Los tiempos cambian y los productos también”, dice José Luis. “Antes había menos donde elegir. Ahora, los proveedores lanzan novedades continuamente y el cliente llega muy informado. Por eso tenemos que estar atentos y seguir aprendiendo. Pero, más allá de los productos, lo que no cambia es la forma de tratar a la gente.”
Esa combinación de tradición y renovación es, según su gerente, la clave del éxito. “Mi objetivo no es solo mantener el negocio, sino que la marca familiar siga siendo valorada como hasta ahora. Que la gente asocie BigMat a confianza, servicio y cercanía.”
BigMat Sánchez Quintanar
Hoy, BigMat cuenta con una sólida base de clientes y una infraestructura moderna, preparada para seguir creciendo. La empresa está presente en redes sociales (@bigmatcampodecriptana) y dispone de página web donde los usuarios pueden conocer sus productos y servicios.
El horario de atención al público es de 8 a 14 h y de 16 a 19:30 h, lo que permite atender tanto a profesionales como a particulares. “Queremos que quien venga encuentre siempre una respuesta, sea lo que sea que necesite para su obra o su reforma.”
Para José Luis Sánchez Quintanar, la verdadera herencia de su abuelo y su abuela no está solo en las naves ni en los metros cuadrados de exposición, sino en la manera de entender el trabajo. “Ellos nos enseñaron que hay que ser cercanos, profesionales y mantener precios competitivos. Esa sigue siendo nuestra guía.”
Setenta años después, la empresa sigue en pie con el mismo espíritu familiar con el que empezó. BigMat Sánchez Quintanar no solo vende materiales: ayuda a construir hogares, proyectos y confianza en toda la comarca.











































































