En Herencia, un pequeño municipio de Ciudad Real, se encuentra el Hotel de Mascotas Lily y Duque, un centro dedicado al alojamiento y cuidado de animales de compañía que nació de la experiencia personal y la vocación de Ana María García Navas Tajuelo. Su historia arranca en 2018, cuando, tras años deseando estudiar Veterinaria, Ana María consiguió formarse como auxiliar técnico veterinario (ATV) y especializarse en varias ramas relacionadas con el bienestar animal.
“Siempre quise ser veterinaria, pero no pude. Finalmente pude estudiar y me saqué el título de ATV. Trabajé en un centro veterinario, pero no era lo mío pinchar a los animales. A raíz de una mala experiencia con mi propia perra, surgió la idea”, relata Ana María. La falta de centros de confianza en la zona para dejar a sus mascotas fue la motivación definitiva para crear un espacio seguro, individualizado y adaptado a cada animal.
Un homenaje convertido en proyecto
El nombre del hotel no es casual: Lily y Duque fueron dos de sus perros, ya fallecidos, a quienes Ana María quiso homenajear. “Lily era una yorkshire que se quedó paralítica a los tres años. Todo el mundo decía que la sacrificara, pero vivió casi once años. Duque era un pitbull adoptado en una protectora, venía con problemas de salud y falleció también. Por ellos puse este nombre”, explica.
Desde sus inicios, el proyecto ha estado marcado por el compromiso con el bienestar animal. Ana María define este valor como el principio rector del día a día: “Intento que los perros estén aquí igual o mejor que en casa. Mantengo sus horarios, salidas, juegos y contacto constante”.
Rutina diaria y estructura del hotel
El funcionamiento del hotel se organiza en torno a una rutina estructurada. Cada mañana, los perros salen de forma individual al patio mientras se limpian sus habitaciones, se renuevan el agua y la comida, y se administran tratamientos en caso necesario. Esta rutina se repite por la tarde. “En verano, a las diez y media ya han salido todos. Por la tarde, empezamos sobre las siete y media u ocho”, comenta.
Las instalaciones incluyen habitaciones interiores individuales, que garantizan tranquilidad y privacidad a los animales, y un acceso controlado a patios exteriores a través de gateras. Además, hay un gran patio común de unos 800 metros cuadrados, donde se realizan juegos y actividades. Las habitaciones están aisladas térmicamente, y en invierno, los perros pequeños disponen de calefactores.
El hotel también cuenta con dos habitaciones específicas para animales con necesidades especiales. “Como soy ATV especializada en cuidados, puedo atender animales con medicación, curas o que vienen con sillas de ruedas. Estas habitaciones son el doble de grandes, pero no pueden salir al patio si no estoy presente”, aclara.
Servicios complementarios y atención individual
El hotel ofrece servicios de peluquería canina y atención personalizada a animales enfermos, algo que Ana María puede asumir gracias a su formación técnica.
La diferencia principal con otros centros, afirma, está en el tiempo que se dedica a los animales y en la gestión individualizada. “Aquí salen dos veces al día. No se junta a ningún animal, cada uno tiene su espacio”, explica.
En cuanto a la atención al público, los horarios en verano son de 9:30 a 11:00 y de 19:00 a 20:30. En invierno, el horario vespertino se adelanta a las 17:00. El hotel permanece abierto todo el año y, actualmente, Ana María lo gestiona en solitario, con la ayuda ocasional de su padre.
Formación continua y adaptación
Ana María no ha dejado de formarse desde que empezó. Además de ser ATV, está especializada en quirófano, peluquería, educación y psicología canina, y ha completado estudios en ganadería, animales salvajes de zoológico y animales exóticos. “Sigo estudiando”, señala. A sus 40 años, lleva más de una década cuidando animales de forma profesional, aunque el contacto con ellos viene desde la infancia, en el entorno rural donde creció.
La adaptación de los nuevos animales al hotel varía, pero Ana María aplica un enfoque paciente y respetuoso: “Hay perros más asustadizos, pero si no los agobias y estás a su lado, se adaptan enseguida”. El hotel acepta perros mayores, con necesidades especiales o problemas leves de comportamiento, siempre que no presenten agresividad hacia personas.
Relación con los dueños y experiencias emotivas
El contacto con los propietarios es continuo durante la estancia de las mascotas. Se envían fotos y vídeos, especialmente en las primeras visitas, para tranquilizar a los dueños. La implicación emocional también forma parte del trabajo. Ana María cuenta que ha vivido momentos intensos, como el caso de una perra que estuvo tres años en el hotel y falleció allí, o el de otra que permaneció durante un año y medio por motivos personales de la familia.
El vínculo con los animales es fuerte. “Hay perros que, al verme por la calle, vienen corriendo a saludarme. Muchos clientes repiten y, de hecho, ya son amigos”, cuenta. “Cuando los perros llegan aquí, se ponen nerviosos de la alegría”.
Capacidad, precios y reservas
El hotel tiene capacidad para 36 perros, y las instalaciones han sido diseñadas con un tamaño superior al exigido por la normativa, lo que permite que animales del mismo propietario compartan habitación si así se desea. “Es más económico y mejor para ellos”, explica Ana María.
El precio estándar es de 16 euros por día. Si la estancia supera el mes, se reduce a 11 euros diarios. En caso de perros compartiendo habitación, hay descuentos progresivos. Para temporadas como verano o Navidad, Ana María recomienda reservar con al menos dos meses de antelación: “Estamos en julio y ya tengo reservas para Navidad”.
El contacto puede hacerse por teléfono llamando al 626 12 92 21 o a través de su perfil de Instagram hotel_mascotas_lily_y_duque.
Ana María concluye con un mensaje claro: “Que confíen. Que lo prueben al menos una vez. Los perros lo dicen todo con su comportamiento. A veces los dueños se los llevan de viaje y no se dan cuenta del estrés que les generan. Aquí, tras un par de días, los perros están felices. Para ellos esto es como un campamento”.
Reitero todo lo dicho anteriormente por Ana María García Navas Tajuena, como buena madre de dos perros que nunca antes había confiado en un hotel de mascotas