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El gran monumento nacional al Quijote… que pudo ser

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Corría el año 1964 y a rebufo de la celebración del 350 aniversario de la publicación de la segunda parte del Quijote, don Antonio Irureta, en carta enviada a don Torcuato Luca de Tena, director del diario ABC, lanzaba la idea de erigir un colosal monumento, que fuese orgullo nacional, en honor de don Quijote y Sancho.

En su misiva, don Antonio Irureta solo proponía erigir un gran monumento, cuya construcción se financiaría con aportaciones particulares, pero no se pronunciaba ni por su posible ubicación, ni por la composición del mismo.

La carta enviada a ABC, que a continuación reproducimos, fue publicada por este diario el 18 de noviembre, bajo el titular:

Iniciativa muy digna de ser estudiada

Grandioso monumento a Don Quijote de la Mancha

Señor director de ABC:

Como ABC siempre se ha distinguido por promover o difundir todo cuanto de exaltación de los valores nacionales pueda darse, tengo el gusto de dirigirle estas líneas en la certeza de que sabrá darles la acogida que puedan merecer.

Encuentro… que en España se ha prestado muy poca atención a uno de los más altos valores que poseemos, me refiero a Don Quijote de la Mancha y a su inseparable acompañante.

No es necesario extenderse mucho sobre lo que él significa en nuestra idiosincrasia y, sobre todo, en la extraordinaria amplitud que su figura y simbolismo han alcanzado en casi todo el mundo. Don Quijote ha sido durante siglos el mejor embajador que nuestra nación ha tenido cuando ante otros pueblos se ha presentado la imagen de la espiritualidad e hidalguía españolas.

Pero los españoles no hemos sido muy generosos cuando de plasmar públicamente su figura se ha tratado. Apenas el monumento de la plaza de España, en Madrid, y quizá alguna que otra escultura de escasa importancia. Creo que no hemos sabido corresponder a todo lo que la genial creación de Cervantes ha hecho por la buena fama de España.

Por todo ello, he pensado si no sería una buena y justa idea la creación de un grandioso grupo escultórico de nuestro héroe y su fiel escudero, y que fuera emplazado –lógicamente- “en un lugar de la Mancha”.

Pero con objeto de que todo esto no quedase en una simple forma conmemorativa más, convendría que el monumento tuviera destacadísimas medidas: ¿Veinte, veinticinco, treinta metros de altura?, que por sí solas ya supongan fama y notoriedad extraordinarias.

Podría construirse en medio de la llanura manchega, situado sobre bajo y sencillo pedestal; sería visible desde muchos kilómetros de distancia… En la noche, iluminado convenientemente, es fácil imaginarse el maravilloso efecto de plasticidad y emotiva hermosura que produciría… 

Es indudable que este excepcional grupo escultórico, que en sus líneas generales podría tener la misma sencilla y humana belleza del de la citada plaza de España, pronto produciría beneficios de diversa índole  España y, sobre todo, a la casi olvidada Mancha…

Muchos países han creado modernamente gigantescas obras con el fin de manifestar ante el mundo sus peculiares méritos o sus inclinaciones. Tales la torre Eiffel, o el Empire Estate, o la Universidad de Moscú, etc., pero un Don Quijote de la Mancha, con todo lo que contiene de altos y humanos valores universales, solo España puede crearlo y erigirlo, y esto, ciertamente, es un privilegio.

El coste de tan magna obra se elevaría, indudablemente, a algunos millones, pero no creo que su financiación suponga dificultades invencibles. Por constituir este monumento la más genuina imagen y representación de España, supongo que la mayoría de los españoles acogerán la iniciativa como cosa propia, y las contribuciones particulares serían abundantes… y así mismo no creo que faltarían importantes ayudas oficiales.

Me imagino que no sería difícil crear un ambiente nacional en pro de este grandioso monumento español y hacer ver a todos la honra que supondrá contribuir a perpetuar tan destacadamente la figura del caballero que siempre nos honró.

Lanzada, pues, la idea, a los españoles todos y a los amantes de nuestro país, corresponde la palabra.

Agradeciéndole, señor director, su amable atención… atentamente.  

Antonio Irureta.

La propuesta fue acogida de inmediato con enorme entusiasmo y total unanimidad; distintas entidades e incalculables ciudadanos se hicieron eco de la idea y la apoyaron por aclamación. Fueron cientos los editoriales, artículos de opinión y cartas al director que se publicaron por toda España defendiendo la magnífica idea y, principalmente, argumentando sobre la posible ubicación del monumento.

Salieron a los distintos medios todos aquellos lugares que se creyeron con derecho a optar a su emplazamiento; la gran mayoría de ellos argumentando este derecho con episodios, pasajes, frases o escenarios sacados de la inmortal obra, por muy pequeños y discutibles que fuesen algunos de esos argumentos.

Es importante destacar que no se trataba de un monumento Cervantes, sino a don Quijote de la Mancha y a su inseparable acompañante, por lo que infinidad de pueblos y ciudades de la geografía manchega, precisamente por el solo hecho de ser manchegos, se sintieron legitimados a reivindicar su emplazamiento, y, precisamente, ahí estuvo el principal debate que se suscitó, su posible ubicación.

El periódico que rápidamente se puso al frente de la idea, recogiendo y canalizando las múltiples opiniones que empezaron a surgir, fue ABC, que de inmediato abrió una sección fija titulada “El Monumento a don Quijote”. En ella, cada pocos días, publicaba las principales opiniones que le llegaban. También, el diario provincial Lanza acogió con entusiasmo la idea y participó activamente en su divulgación.

Fue Alcázar de San Juan la primera ciudad que, aprovechando el canal abierto por ABC, se posicionó como candidata a la deseada ubicación. Así, en carta publicada el 25 de noviembre, su alcalde, don Eugenio Molina Muñoz, escribía:

La carta de don Antonio Irureta ha venido a colmar una antigua y legítima ambición de esta ciudad, toda vez que aquí, sobre el proyecto que se expone de levantar un colosal monumento a Don Quijote, se viene laborando desde hace bastante tiempo, hasta el punto de tener abierta una suscripción, con el fin de allegar fondos para que en la Mancha, y concretamente en Alcázar de San Juan, tenga Don Quijote la figura que merece.

Claro está que las ambiciones de esta ciudad eran más modestas que las expuestas por el señor Irureta, pues estaban ceñidas a los solos medios nuestros y las de él tienen carácter nacional. Pero también habíamos pensado que era preciso llevar a las inmediaciones de ese monumento a Don Quijote, un magno festival internacional anual de teatro cervantino celebrado en un gran anfiteatro natural. La idea, convertida en proyecto, estaba empezando a concretarse cuando ha sonado ese aldabonazo nacional. Ese pequeño pedestal de que habla el señor Irureta podría muy bien ser una de las pequeñas alturas que rodean Alcázar de San Juan.

Hombres de relieve se unirán al proyecto y determinarán con justeza el lugar de su emplazamiento, pero a través de estas líneas debe quedar constancia de que Alcázar de San Juan se incorpora al mismo, con el deseo de merecer el emplazamiento del monumento por su situación geográfica, por su tradición cervantina y por su gran escenario natural. Seguidamente proponía celebrar, junto al monumento, un magno festival internacional anual de teatro cervantino.

Un artículo publicado por el vespertino Pueblo, el 27 de noviembre, comentaba:

Ya existía en Alcázar de San Juan la idea de un monumento, bien que en proporciones modestas, por cuenta propia, y hasta figura abierta una suscripción. Pero mejor es la grandiosidad y el carácter nacional. Y seguramente, pensamos nosotros, hispanoamericano. Una expresión plástica, bien realizada, de Don Quijote en La Mancha es algo que tendría la admiración universal. De modo que acogemos con entera adhesión la iniciativa. Y también, desde luego, el emplazamiento propuesto por su alcalde. En esa área donde el viento que mueve los molinos quijotescos podría, como escribió Víctor de la Serna, llevar una uva rodando desde Alcázar a Campo de Criptana. Donde la llanura manchega es el escenario en que Cervantes vio cabalgar en su imaginación al bueno de don Alonso Quijano, cuya existencia real se disputan, como honra de convecinaje, varios pueblos de la contornada.

También se posicionó a favor de Alcázar de San Juan el diario Arriba, pues el 28 de noviembre, tras dedicar unas felices palabras a la ciudad, decía:

Y nunca, ésta es la verdad, por muy nudo ferroviario que se sea, ha dimitido de ese orgullo de la partida de bautismo de Miguel de Cervantes, que nadie le ha desmentido convincentemente, y por la cual, y por muy metido que tiene en el alma de sus vecinos el espíritu de Don Quijote, quiere ser uno de los centros más importantes de esa recordación cervantina que bulle con gran calor en toda La Mancha. Por eso tenía proyectado un monumento, por su cuenta, a Don Quijote, y ahora, en vista de que ha sido propuesta la erección de una colosal obra de toda la nación –¿Y por qué no también de toda Hispanoamérica?– recaba, por la pluma de su alcalde, el emplazamiento de este monumento allí.

Ya, dos días antes, el 26 de noviembre, la sección de ABC dedicada al monumento se titulaba: “¿Dónde se verificó la batalla contra los molinos: Mota del Cuervo, Campo de Criptana, Consuegra?” En ella el genial pintor don Gregorio Prieto pedía tal honor para Consuegra. El Sr. Prieto opinaba:

Afanosamente, con un ansia noble de llegar a merecedores de tan preciado galardón, se disputan el premio. Así, Mota del Cuervo va levantando molino tras molino, al lado del único antiguo que les quedaba, que llega hasta ahora al número de tres. Yo leí cuando muy niño, que fue allí donde se libró la famosa batalla, y desde entonces yo tuve idea de que fue Mota del Cuervo protagonista de tal hecho. Hasta que el más bonito pueblo manchego que es Campo de Criptana se adueñó, quizá razonadamente, de este hecho, por poseer entonces la más completa colección de estos molinos, que día tras día va enriqueciendo aún más, llegando por el momento a poseer siete u ocho.

Pero he aquí que sale otro pueblo manchego, Consuegra, reclamando alegre y fuertemente el derecho que le asiste de haber sido sus campos, su luz y su aire quien ha movido más cantidad de molinos de viento y, por su razón geográfica, ser la verdadera ciudad que divisaron Don Quijote y Sancho y que vieron gigantes temibles en estos molinos; efectivamente, al cruzar Puerto Lápice se divisan y ven y asustan, aún ahora, como debieron asustar Don Quijote, esa hilera ininterrumpida de molinos de viento y en el centro un enorme castillo, como pastor de este enorme rebaño molinero, formando la crestería más bella y potente del mundo. Consuegra, dentro de poco, se llevará el premio de la luminaria gloriosa de ser en sus cerros donde tan afanosamente nuestro Don Quijote, a lanza partida, luchó con los molinos de viento.

Ese mismo 28 de noviembre, el diario Lanza saltaba a la arena:

Vienen, en estos días, publicándose en las páginas de ABC, diversas opiniones sobre el lugar de emplazamiento del proyectado monumento a Don Quijote. Nosotros, como periódico de Ciudad Real, no podemos permanecer neutrales en el pleito y, aunque, hay mucho que hablar del monumento, no queremos hoy más que dejar sentado que intervendremos con nuestras razones y argumentos a favor de nuestra Mancha. Aparte de los artículos y editoriales que pensamos realizar en este sentido, invitamos también, a las plumas doctas de nuestra provincia, y muy especialmente al Instituto de Estudios Manchegos a que se pronuncien sobre este debate.

Cuatro días más tarde, el 2 de diciembre, don Pascual Beño Galiana apoyaba la idea lanzada por el diario Lanza: Cualquier lugar de La Mancha es bueno para la ubicación del monumento, pero el problema debe de ser resuelto por el único organismo competente y con autoridad para hacerlo, el Instituto de Estudios Manchegos.

Firme candidata a tener el privilegio de ser escogida para levantar el pretendido monumento fue Villanueva de los Infantes. Uno de sus grandes defensores, el doctor don Antonio Revenga Carbonell, tras reivindicar para esa villa el lugar de cuyo nombre Cervantes no quiso acordarse, escribía:

Apenas lanzada por don Antonio Irureta la idea de erigir un grandioso monumento al ingenioso hidalgo han surgido las autorizadas voces de dos ilustres localidades manchegas aduciendo méritos y razones para recabar el honor de que sus terrenos sean escenarios del merecido y ambicioso monumento que a la vez glorificaría a Cervantes y a Don Quijote.

Es de esperar que a las dos peticiones aludidas sigan las de otros lugares de la Mancha en los que se sitúen o pretendan situarse pasajes de la inmortal obra. La circunstancia de no haber nacido en la Mancha da a mi opinión el valor, ya que no otros, de la imparcialidad.

Una de las primeras personalidades que rápidamente dio su opinión, en este caso a través de Televisión Española, fue el prestigioso escultor don Juan de Ávalos, para proponer que el monumento se levantara en Esquivias.

El 3 de diciembre, el diario Lanza, bajo el titular: “No debe erigirse fuera de los límites de nuestra provincia”, opinaba:

En diversas ocasiones y desde hace muchos años, nuestro diario ha venido comentando la necesidad de erigir un monumento a Cervantes y a Don Quijote. Nos interesa dar a conocer la opinión de personas y prensa sobre la cuestión, máxime si de esta polémica pudiera salir, no el lugar más apropiado para erigir un monumento al ingenioso hidalgo, cosa factible para ser realizada por cualquier corporación, sino el gran monumento nacional que necesita Don Quijote, oficialmente proyectado, y que por lógica irrebatible no puede ni debe ser fuera de los límites de nuestra provincia.

Sin embargo, el caso de Ciudad Real capital fue una excepción, pues desde su Ayuntamiento no reivindicaron el monumento para esta ciudad, sino para cualquier otro punto de la provincia de Ciudad Real, sin decantarse por ninguno en particular, ya que su alcalde, don Victorino Rodríguez Velasco, había anunciado unas fechas antes que, con motivo de la remodelación de la céntrica plaza del Pilar, instalarían su propio monumento a don Quijote y Sancho.

Además de las lógicas controversias originadas por la ubicación del monumento, también se levantó alguna voz en contra de la idea unitaria lanzada por don Antonio Irureta para pedir que el monumento se compartiera, así, el periodista conquense don Martín Álvarez Chirveches argumentaba:

Puede que fuese más justo fraccionar el monumento a Don Quijote situándole en una serie de pasajes del Quijote, en los escenarios claves de su caminar. En El Toboso, el amor; en Mota del Cuervo, la lucha con los molinos; en Consuegra, en Campo de Criptana, en San Clemente y en todos los puntos de la cita cervantina, lo más definitivo y exacto de su paso por los lugares que en la obra se mencionan. Este sería como un eco repetido de un monumento sin localismos y de proporciones gigantescas. Por si su propuesta no cuajaba, el Sr. Álvarez Chirveches proponía, como alternativa, situar el monumento en la sierra de los molinos de Mota del Cuervo, en La Serrezuela.

Pero desde esta misma ciudad, don José Zarco Castellano, presidente de la Asociación de Amigos de los Molinos y Museo Manchego, rompía una lanza en favor de El Toboso:

Por conciencia y por justicia este monumento debe de estar en El Toboso. Ningún otro nombre, salvo el de los dos protagonistas, es citado con tanta frecuencia en toda la inmortal obra, bien por hablar de la simpar Dulcinea o por referirse concretamente a aquel lugar, por ello el más cervantino de toda La Mancha. Quedémonos los pueblos molineros, Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Valdepeñas, Consuegra, Quero, Madridejos, Camuñas y Mota del Cuervo, con nuestros molinos. La Mancha es muy grande, la tarea de enaltecer la región es ardua y hay sitio para todos. Dejemos al hidalgo pueblo de El Toboso con la dicha de tener siempre a Don Quijote y a Sancho Panza para que sigan idealizando a su Dulcinea.

También el 3 de diciembre, en su sección fija dedicada al monumento, que tituló: “A cuatro provincias -Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Toledo- alcanza la predilección de los comunicantes”, ABC argumentaba:

Efectivamente, las cuatro provincias –Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo- lindan, más que lindar, diríase que se funden y unifican, en esa zona común a todas ellas que es La Mancha, aunque por extensión territorial unas sean más manchegas que otras. Y las cuatro tienen sus valedores a la hora de reclamar para sí el honor de dar albergue a ese soñado gran monumento a Don Quijote. Seguiremos reuniendo en esta sección algunas de las ideas y argumentos que esgrimen los partidarios de unas o de otras.

El periodista y escritor, don Francisco Serrano Anguita, en su sección “Aquí Madrid…”, bajo el título “La batalla de los molinos”, replicaba a la carta de don Gregorio Prieto, del 26 de noviembre, aportando datos de los treinta y cuatro molinos que, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, existían en 1752 en Campo de Criptana:

Pese a lo que digan los aguafiestas, en ningún lugar de la Mancha pudo hallar Don Quijote los treinta o cuarenta molinos que hay en aquel campo, de no ser en el de Criptana, que es, además, “el Campo”, y así nombran a la villa en toda la región.

Don Miguel García de Mora, de La Solana, sugiere varios lugares de la Mancha sin pronunciarse decididamente por ninguno, pero todos de la provincia de Ciudad Real, que es, a su juicio, legítimamente, la más firme candidata:

El Cerro de la Paz, de Campo de Criptana, entre el renacido bosque de los molinos de viento; algún paraje de las Lagunas de Ruidera; dentro o al exterior de Argamasilla de Alba; por las rutas del Campo de Montiel; Sierra Morena, en la zona manchega; la entrada de Alcázar de San Juan, por la estación férrea que registra un paso de viajeros tan acusado (Alcázar reivindica siempre el nacimiento de Cervantes); un tramo estratégico de la carretera de Madrid a Andalucía a su paso por Puerto Lápice, Villarta de San Juan, Manzanares, Valdepeñas…

Don Ángel Tortosa Navarro, de Las Pedroñeras, ofrecía terrenos de su propiedad, junto a la carretera general de Madrid a Cartagena y Alicante, próximos a la Venta de El Toboso, la venta donde el Caballero veló sus armas, para erigir el monumento.

El corresponsal de ABC en Albacete, don Antonio Andújar Balsalobre, llamaba la atención sobre las Lagunas de Ruidera:

 La ocasión que brinda ABC al abrir sus columnas a tan acertada iniciativa, puede -y debe- servir para que entre todos los españoles llamados a opinar surja ese lugar para una realización de tanta grandiosidad. Se trata de las Lagunas de Ruidera, y he de apresurarme a adelantar que, al igual que en Alcázar de San Juan, ya estaba en marcha un proyecto similar, aunque menos ambicioso. ¿Quiere esto decir que el monumento deba de erigirse obligatoriamente en las Lagunas de Ruidera?, de ninguna manera, como manchegos y españoles, lo que deseamos es que el monumento se construya y que el lugar elegido sea el más conveniente para los fines que se pretende. Doctores tiene la Iglesia para elegirlo.

El 7 de diciembre, en la portada de Lanza, bajo el titular: “Feliz iniciativa de Alcázar de San Juan”, aparecía la siguiente noticia:

Con ocasión del IV Congreso de Academias de la Lengua Española, que se celebra en Buenos Aires, el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan saluda a los congresista y les ruega se adopte acuerdo adhiriéndose, a propuesta de esta ciudad, al Monumento a Cervantes y a su inmortal obra. Y nombre una Comisión que estudie la posibilidad de que este homenaje sea rendido por todos los pueblos de habla hispana

El 8 de diciembre, ABC publicaba un gran reportaje, firmado por el periodista Luis de Armiñán, titulado “Que lo diga Don Quijote”, en el que, de la mano del alcalde de El Toboso, don Amador Carvajal Gamarra, repasaba los méritos de esta ilustre villa para acoger el monumento propuesto. Pero también recordaba que en 1922, adelantándose al resto de la Mancha, su entonces alcalde, don Jaime Pantoja, impulsó la idea de un monumento conmemorativo al Quijote y constituyó una Comisión Ejecutiva Nacional, que presidían el conde de López Muñoz, ministro y literato, y, honoríficamente, el rey Alfonso XIII.

El monumento, ideado por don Jaime Pantoja y por el comandante de Artillería don Calixto Serichol Ibáñez, era colosal, pues tendría una altura de setenta metros hasta el yelmo del Hidalgo que serviría de terraza para la contemplación de la Mancha; la punta de la lanza llegaría a los noventa metros, a modo de faro luminoso en las noches manchegas. En su interior se abriría un hotel y una biblioteca. Y lo más novedoso: El monumento sería una emisora con potencia suficiente para que su constante mensaje de vinculación espiritual llegara hasta todos los pueblos de nuestro idioma. A don Quijote y Sancho se les instalaría caminando sobre la llanura, sin pedestales.

Como no era otra cosa que una exaltación del idioma, pensaron que debiera ser obra de todos los pueblos hispanos, y en la audiencia que Alfonso XIII les concedió, el alcalde propuso que el Gobierno de España gestionara de los Gobiernos Iberoamericanos y de Filipinas la autorización para celebrar un sorteo de lotería y con sus beneficios realizar la magna empresa.

El 9 de diciembre, bajo el titular: “También fuera de la Mancha se interesan por la elección del emplazamiento del monumento”, ABC comentaba que el interés del tema trasciende fuera del propio ámbito manchego, lo cual, por otra parte, es natural, pues el personaje implicado a todos nos pertenece un poco y todos podemos, por tanto, tener nuestro punto de vista respecto a cuál podría ser el lugar de La Mancha que, en su caso, albergará el gran monumento nacional.

Don Ricardo García García, desde Salamanca, escribía:

Todos los españoles deberíamos estar interesados en la erección de un monumento a Don Quijote en la Mancha. Sería un homenaje al gran vínculo nacional del idioma y rendido culto a las nobles aspiraciones del espíritu. Estimo que cualquier punto de la Mancha pudiera ser el adecuado. Sin desestimar a ninguno de los propuestos, creo que Consuegra reúne, y acaso supera, estas condiciones.

El alcalde de Argamasilla de Alba, don Andrés Carretón Mena, en carta que también se publicó en el diario Lanza al día siguiente, argumentaba:

Es necesario reconocer que esa realidad evidente de tradición cervantina que cualquiera aduzcamos no es razón única y poderosa para considerar a tal o cual sitio merecedor del honor…Pero pensando que tampoco me negarán la misma benevolencia que a los que en estos días han deambulado por las páginas de los diarios, yo voy a hacer prevalecer las razones en las que Argamasilla de Alba se sustenta y esgrime hoy, para conseguir el honor de merecer nacionalmente el emplazamiento en su término del citado monumento.

Miguel de Cervantes estuvo preso en la cueva de Medrano y esa cueva está en Argamasilla de Alba. En esa cueva se inició la obra maestra y, en consecuencia, en la misma nacieron a la luz de lo escrito don Quijote y Sancho. Si no fuese así, ¿por qué es objeto de constante peregrinar de cervantinos nacionales y extranjeros de todas las latitudes? ¿Por qué hace ciento un años don Juan Eugenio de Hartzenbusch y el editor e impresor Rivadeneira realizaron en dicha cueva aquella edición del Quijote, como espaldarazo que anulara sistemáticas y rutinarias impugnaciones o controversias? Creo pues que es una poderosa razón, limpia de pasiones y egoísmos ilógicos, para que Argamasilla de Alba y su término sea el sitio predilecto para el emplazamiento.

También se posicionó con fuerza Puerto Lápice, no solo por las referencias que de esa villa se hacen en la inmortal obra, sino por el plus que supone estar junto a la carretera general a Andalucía. Su alcalde, don Cesar Gómez Calcerrada, argumentaba en los diarios ABC y Lanza:

Este monumento no creo que tenga mejor sitio que en uno de los cerros que hay en Puerto Lápice, encrucijada de dos carreteras de primer orden y donde Cervantes dice en su obra inmortal “autores hay que dicen que la primera aventura fue la de Puerto Lápice”, y siendo así, que mejor por su situación geográfica y sus vías de comunicación, que elevando dicho grupo escultórico en esta villa, donde Cervantes fijó varias aventuras del caballero andante. Pero a continuación se apuntaba a la idea de compartir el monumento planteando que: También se podían hacer varios monumentos escalonados que sirvieran como guía para recorrer la Ruta de Don Quijote pero, a ser posible en pueblos citados por Cervantes en su inmortal obra.

Don Manuel Funes Robert, en su misiva, cuestionaba la partida de bautismo de Alcázar de San Juan y argumentaba que hoy nadie niega que Alcalá de Henares sea la verdadera patria chica de Cervantes; para acabar sugiriendo a Puerto Lápice como lugar de emplazamiento del monumento, ya que es el primer lugar de la Mancha que aparece citado en el Quijote.

La desaparecida Agencia CIFRA, filial de la Agencia EFE, especializada en publicar crónicas, informaciones y reportajes de alcance nacional, también contribuyó de manera importante a difundir por toda España las noticias que iban apareciendo en los distintos medios sobre el monumento nacional al Quijote.

El genial humorista Mingote aportó su grano de arena con esta viñeta que publicó ABC el 9 de diciembre.

Ese mismo 9 de diciembre, don Miguel García de Mora, se preguntaba en el diario Lanza:

Si el monumento a Don Quijote se realiza, y no queda, como tantas cosas, en agua de borrajas, ¿dónde debe emplazarse, de ser elegida nuestra provincia, como corresponde? Esta es la hamletiana cuestión. Porque son muchas las poblaciones y lugares dignos de tenerlo, ya por su historia cervantina, ya por su leyenda quijotesca o ya por su situación estratégica.

El periodista N. Ramírez Morales, en su columna fija en el diario Lanza, “Postal de la Provincia”, del día 10, escribía:

La polémica que ahora ha surgido, con motivo de cuál sería el pueblo o lugar más representativo para erigir un monumento a Don Quijote y Sancho es un buen punto de meditación. Quizás nuestra apatía, el descuido de tantas cosas que se podrían arreglar con muy poco, sea consecuencia de esa amargura que ahora soportamos al ver en peligro algo que, aun siendo solo una sugerencia, nos acucia a defender. Luchemos porque la razón es nuestra, pero aprendamos la lección, procurando no se nos olvide.

El titular que aparece en la sección de ABC del día 10 era: “El monumento debe representar y abarcar por entero a la región manchega”.

El compositor don Francisco Romero Valdés, desde Barcelona, apuntaba que:

El mismo título de la obra inmortal ya lo está diciendo, si se llamara Don Quijote de El Toboso, Don Quijote de Criptana, Don Quijote de Consuegra, etc., etc., no habría la menor duda de que el monumento tendría que ser levantado en el término municipal correspondiente al pueblo que se titulara; siguiendo esta tesis incontrovertible, y siendo su título Don Quijote de la Mancha, es incuestionable que a la región manchega ha de representar y abarcar por entero, y el sitio electo será siempre la panorámica más extensa de tierras manchegas, por lo que me inclino por La Serrezuela de Mota del Cuervo, desde donde se admira y contempla el panorama más extenso que existe en la Mancha.

Desde el Centro Superior de Investigaciones Científicas, don Francisco Lobato opinaba:

La Mancha no podrá contar con mejor sitio para perpetuar la inmortal obra cervantina que el Cerro Calderico de Consuegra. Argumentando, al igual que lo hizo el pintor don Gregorio Prieto, que cuando Cervantes habla del suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, alude a aquellos que rodeaban el Cerro Calderico.

Don M. Pascual de Francisco, desde Madrid, decía, humorísticamente, haber recibido vía espacial un cable del Caballero de la Triste Figura, con el texto siguiente:

No me huelgo de vanidades, pero a fuer de Hidalgo Manchego soy agradecido y estimo en lo que vale la remembranza que de mi quiere facerse. Y solo diré que el sitio para colocar mi monumento sea El Toboso, a fin de que mi bulto en mármoles o bronces (eso diránlo los artistas) se halle donde siempre estuviera mi espíritu: en el bendito lugar que mereció la cuna de la sin par Dulcinea, tejedora de mis sueños.

En esta fecha, ABC comentaba la repercusión de la idea del monumento en la prensa francesa, informando que el diario parisiense Le Figaro, en su número del día 2 de diciembre, se hacía eco del movimiento de opinión suscitado en España en torno a la idea de erigir un gran monumento a Don Quijote:

Tres localidades españolas de la comarca de la Mancha: Mota del Cuervo, Campo de Criptana y Consuegra se enfrentan entre ellas de forma amistosa. En efecto, la gran cuestión es saber en qué lugar exactamente ocurrió la batalla de Don Quijote contra los molinos. Escritores, pintores y especialistas en Cervantes están dando su opinión sobre este tema. El objetivo es construir un monumento a la gloria de Don Quijote en el lugar que más se corresponda a la descripción de Cervantes.

Don José Pérez Archidona, desde Puerto Lápice, reivindicaba de nuevo, en el diario Lanza, todo el protagonismo de la toma de decisión sobre el emplazamiento para el Instituto de Estudios Manchegos:

Opino, respetando, eso sí, lo escrito por los demás, que el lugar de emplazamiento sea decidido, en última estancia y con fallo inapelable, por el Instituto de Estudios Manchegos, entidad cultural sobradamente capacitada para decidir lo mejor.

En el ejemplar de ABC del día 17, el titular decía: “Lo importante es que la idea llegue a ser realidad”.

Don Crescencio Rosado Pavón, desde Madrid, comentaba que:

Es en Puerto Lápice, citado por Cervantes en los capítulos II y VIII de la primera parte, y en donde le ocurrieron a Don Quijote, entre otras varias aventuras, las de armarse caballero y la no menos famosa de la batalla con el Vizcaíno… Esta villa es visitada desde muy remotos tiempos por extranjeros amantes del Quijote, en busca de la verdadera Venta y al pie de cuyos restos me cupo el honor de acompañar al ilustre Azorín, el año 1905.

Don Francisco Lozano Herrero, desde Cieza, se decantaba a favor de El Toboso basándose en el capítulo primero de la obra:

Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo estuvo enamorado… vino a llamarse Dulcinea de El Toboso, porque era natural de El Toboso.

Don Rafael Mazuecos, desde su Fundación en Alcázar de San Juan, también se apuntaba a la idea de compartir el monumento:

Da gusto ver el entusiasmo con que las cuatro provincias manchegas se aprestan a defender el derecho a instalar en su demarcación en monumento, sin que ninguna pueda negar a las otras la legitimidad de su aspiración. Y tal vez lo adecuado y justo sea una participación conjunta esmaltando de motivos quijotescos toda la comarca de la que es centro y capital geográfica, por definición del maestro Azorín, Alcázar de San Juan.

Don Antonio Ramírez García, desde Málaga, recurre a una antigua edición del Quijote, la del año 1863, en donde se menciona a Argamasilla de Alba como presunta patria chica del Hidalgo. Entendemos que se refiere a la edición que en esta ciudad imprimieron Rivadeneyra y Hartzenbusch.

El 19 de diciembre, el titular de ABC era: “Son muchos los pueblos manchegos con méritos suficientes, y aún sobrados, para ostentar en su término el monumento”.

El escritor don Francisco Torres Yagües, directivo de la Sociedad Cervantina, fija el posible emplazamiento entre Quintanar de la Orden y Mota del Cuervo, sin dejar de señalar que la verdadera patria del Hidalgo es toda la Mancha.

Don José María Rivas de Alces, desde Murcia, argumentaba que:

Lo que sí conviene proclamar es que Alcázar de San Juan es el vértice de las cuatro provincias manchegas, equidistante, con leves diferencias, de sus respectivas capitales. Es pues, en el alcazareño cerro de San Antón, dominando la llanura, entre las líneas férreas de Levante y Andalucía, en donde el famoso Don Quijote y su leal escudero deben quedar inmortalizados.

Don Arturo Valero, directivo de la Asociación de Amigos de los Molinos y Museo Manchego de Mota del Cuervo, discrepaba de la opinión del presidente de dicha entidad, don José Zarco, que se había pronunciado por El Toboso:

Nuestro querido presidente ha dado su parecer, pero somos muchos los que no estamos de acuerdo en este asunto con él,  ya que se ha dejado llevar por su gran altruismo al abogar por El Toboso. A El Toboso, a quien de ningún modo se debe arrinconar, Dulcinea; pero Don Quijote y su fiel Sancho, en La Serrezuela de Mota del Cuervo.

Don Juan Sedó Peris-Mencheta, abogado barcelonés orgulloso de poseer una biblioteca con 2.222 ediciones del Quijote, consideraba el tema de un interés extraordinario, decantándose por La Mancha, sin emplazamiento fijo, y lamentando que Barcelona, archivo de cortesía, no haya levantado un monumento con la dignidad que Cervantes merece.

Aprovechaba su misiva para recordar que esta iniciativa ya fue propuesta por don Antonio María Segovia en su obra: “Cervantes Nueva utopía, Monumento nacional de eterna gloria, imaginado en honra del Príncipe de los Ingenios. Madrid, 1861”; por don Lorenzo Ridaura y don Luis Sainz de los Terreros: “Memoria descriptiva del monumento a Cervantes. Madrid, 1915” y, también, por don Calixto Serichol Ibáñez: “Cómo debe ser un monumento conmemorativo del Quijote. Toledo, 1925”.

El 26 de diciembre, la sección fija de ABC se titulaba: Lo que se debe hacer es sustituir la política de campanario por una de más amplios horizontes”.

Don Carlos de Aguilera y Salvetti, desde Madrid, apuntaba que:

Es natural que todos los pueblos manchegos, más o menos relacionados con la figura de Don Quijote, recaben para sí el honor del monumento. Todos ellos se sienten patria chica y todos ellos tienen razón. Pero como se trata de un monumento universal, lo que se debe hacer es patria grande,y sustituir la política de campanario por la de más amplios horizontes. A continuación, propone el Cerro de los Bueyes, próximo a Pedro Muñoz.

Doña Alicia Cobo de Penedo, desde Madrid, defendía que: El lugar más bonito, más adecuado y más turístico para el emplazamiento del monumento es la pequeña sierra de Mota del Cuervo.

 

Maese Florentino Calzada, barbero de Viso del Marqués, exponía:

Como émulo de Maese Nicolás, el barbero amigo de Don Quijote y del cura, expongo mi modesta opinión, ya que el barbero es hablador, especie de correveidile o periódico parlante, como perpetua gaceta andante que diez vueltas da al pueblo al día, y diera más, más la bacía le embarga tiempo bastante. Tras ensalzar las virtudes quijotescas de su comarca, a los pies de Sierra Morena, proponía erigir el monumento en su ciudad, Viso del Marqués.

Don Fernando González Ruiz, bibliotecario de Alcázar de San Juan, comentaba:

En nuestro afán de que el monumento que se proyecta se sitúe en pleno corazón de la Mancha, éste debería erigirse entre Alcázar de San Juan y Campo de Criptana. En su opinión el monumento debería sobrepasar el medio centenar de metros y albergar una biblioteca y salas de exposiciones y conferencias.

El 26 de diciembre, el titular de ABC fue: Aunque se trate de un lugar no mencionado en la obra, con tal de que sea en la Mancha.

Don Antonio Noblejas Velasco, desde Manzanares, señalaba:

Se debe colocar en sitio visible por el mayor número de personas… La carretera de Madrid a Cádiz y la línea de ferrocarril de Madrid a Sevilla, a su paso por la Mancha, y durante muchos kilómetros en recta, se hallan separadas por muy pocos centenares de metros; entre ambos caminos se encuentra, a mi entender, el sitio ideal para su colocación.

Don Teodoro Pérez Lebrero, desde Cuenca, comentaba:

Ahora que está sobre el tapete de la prensa nacional la erección de un monumento al Ingenioso Hidalgo manchego, es necesario, sin admisible discusión, que el referido monumento ha de elevarse, en las proporciones que su gran estatura merece, dentro del solar manchego. Propone El Toboso.

Don P. Villaescusa, desde Elda, sostenía que:

Solo existe un sitio en toda la Mancha que merezca la presencia en piedra del Caballero de la Triste Figura; el lugar que es la meta de su peregrinaje, el objetivo de sus hazañas y el lugar en donde mora la su sin par Dulcinea, El Toboso.

El doctor Antoliano Castellano España, miembro de la Asociación de Amigos de los Molinos y Museo Manchego de Mota del Cuervo, también discrepaba de la opinión del presidente de dicha entidad, pero no proponía La Serrezuela de Mota del Cuervo, sino un paraje próximo a un molino cercano a esa localidad; molino situaba en un plano que adjuntaba.

El 30 de diciembre, ABC publicaba una carta de don Santiago Nadal, desde Barcelona, en la que tras comentar el amplio eco que había tenido esta iniciativa, se preguntaba: ¿Por qué no alzarlo en Barcelona?, argumentando que:

El periódico madrileño ha publicado, sucesivamente, numerosas opiniones al respecto, tratando, sobre todo, del emplazamiento del monumento. Admitida la idea de un monumento –de un monumento de los de piedra y bronce al estilo tradicional-, pregunto yo si no sería Barcelona el lugar más indicado para alzarlo. La Ciudad Condal tiene una evidente deuda con Cervantes. Si monumentos tienen que existir, me parece que un monumento a Cervantes en Barcelona es algo obligado. Un monumento a Cervantes es prácticamente lo mismo que un monumento a Don Quijote, y viceversa. Ciertamente Don Quijote surge de la Mancha, pero de ninguna población habla tanto, ni con tanta simpatía, Cervantes en su inmortal obra como de Barcelona; fuera de El Toboso no hay más localización explicita de una población española que Barcelona…Frente al mar de Barcelona, ¿no sería el sitio más adecuado?

En ese mismo ejemplar, el del día 30, bajo el titular: “El monumento debe hacerse; el lugar de su emplazamiento es cosa elemental: en un lugar de la Mancha”, aparecían también estas opiniones:

Don Ángel Velasco Jiménez, abogado de Moral de Calatrava, opinaba:

Que el monumento debe hacerse es algo que no merece discusión; surgiendo solamente la duda del sitio en donde haya de emerger y que para mí es cosa elemental, ya que el propio Cervantes señala la pauta -En un lugar de la Mancha-. Pues bien, si el príncipe de nuestras letras no quiso citar ningún punto concreto no debiera ser levantado al amparo de ninguna ciudad grande o pequeña, sino en pleno campo, dentro de la gran llanura manchega, en la confluencia de dos o varios términos municipales.

Don Adrián Millán Manzanares, desde Ocaña, insistía en El Toboso pues:

Todos los sucesos y circunstancias relatados en la obra son secundarios ya que el fin primordial de todas las andanzas del hidalgo fue ofrecer su vida y sus obras a Dulcinea.

El alcalde de Consuegra se hacía eco de una carta enviada desde Madrid por doña Pilar Millán en la que argumentaba que:

No es aventurado afirmar que fue en esa ciudad, y no en otro sitio, en donde se libró la batalla de los molinos; por tanto, creemos que es Consuegra el lugar más apropiado para que se erija el monumento.

El ferroviario don Laureano Castro Iglesias, jefe de estación en Santiago de Compostela, consideraba fundamental:

Que el soñado monumento pueda ser visto desde el tren, seguro que Renfe crearía, muy orgullosamente, y los maquinistas ejecutarían orgullosos, un toque de atención universal para que los viajeros, al oírlo, se asomasen, diciéndose: Ahí quedan”.

El 1 de enero de 1965, el titular de ABC era: Amplio y apasionado eco de la idea en la provincia de Ciudad Real.

Don Carlos María San Martín, corresponsal de ABC en Ciudad Real, argumentaba:

Como era de esperar, en esta provincia, tan cervantina y quijotesca, ha tenido amplio eco la polémica que sostienen, con distintos puntos de vista, en ABC, escritores, eruditos, historiadores, alcaldes, etc., en torno al proyectado monumento nacional a Don Quijote. Sosteniendo que la Mancha más Mancha está en la provincia de Ciudad Real.

Don Felipe Sánchez, secretario del Ayuntamiento de Madridejos, indicaba que el sitio más indicado es el Cerro de la Cabeza del Conde, próximo a Madridejos.

Don Manuel Soro, desde Villamanrique, defendía:

Aquella zona donde Sierra Morena se acerca más al Campo de Montiel, pero deja la puerta abierta a otras posibilidades. Hágase donde más convenga, pero hágase pronto, y no circunscríbase la dádiva para ello a España solamente. Invitemos a todas las naciones hermanas de habla española, pues de todas es la gloria y todos hemos de compartirla.

Don Santiago Domínguez, desde Santander, señalaba:

Hay un sitio que creo es el único donde debería erigirse el monumento, no lejos de las vías de comunicación y de los puntos sobre los cuales todos indican debería hacerse. Se encuentra a pocos kilómetros de Pedro Muñoz, El Toboso y Mota del Cuervo, en ese triángulo se halla el límite de las provincias de Ciudad Real, Toledo y Cuenca… y mirando a Albacete.

El 6 de enero, el titular de ABC era: “En las cercanías de El Toboso, donde vivía su más alta ilusión”.

Don Jerónimo Perea Madero, abogado de Villatobas, argumentaba que levantar el monumento en cualquier otro lugar que no fuera El Toboso, sería desnaturalizar a Dulcinea y borrar de la geografía de la Mancha a El Toboso.

Don Maximiano Escribano, desde Belmonte, señalaba que:

El lugar ideal es el que ocupa la célebre Venta de El Toboso, la cual se halla en un punto que es confluencia neurálgica de las provincias de Toledo, Ciudad Real y Cuenca, junto a la carretera general de Madrid a Cartagena y Alicante.

Don José Gil Montero, desde Madrid, se sumaba a los defensores de la candidatura de Alcázar de San Juan y tras aportar nuevos argumentos a su favor, califica sus alrededores de marco incomparable e indica que es el vértice de las cuatro provincias manchegas.

Don José Cerqueiras, desde Villagarcía de Arosa, opinaba que:

Está España tan obligada a Cervantes y a su Don Quijote de la Mancha, que sería imperdonable proceder con ligereza en este asunto; añadiendo que el monumento, a instalar en el centro geográfico de la Mancha, debe de hacerse para Cervantes y el Quijote, y estar a la altura de lo que universalmente representan.

Este fue el último día en el que ABC reservó una sección fija dedicada al monumento nacional a don Quijote; lo había estado haciendo desde el 25 de noviembre del año anterior.

Pero en estas fechas ya se empezaba a dudar de la viabilidad del proyecto. Por ejemplo, unos días antes, el 3 de enero, desde Tánger, el diario España Semanal, en su número 811, opinaba:

No se hará el tal monumento, pero de hacerse no hay más que dos pueblos dignos de tal emplazamiento: El Toboso, por ser patria de Dulcinea, esa ideal musa de Don Quijote, o Esquivias, la auténtica patria del caballero, es decir, del bueno de Alonso Quijano, donde Cervantes se casó y vivió algunos años feliz.

Y así ocurrió, después de ese frenesí la llama se fue apagando y la idea del grandioso monumento nacional a don Quijote de la Mancha no cuajó, diluyéndose poco a poco como un azucarillo en agua caliente.

A partir de ahí, ya solo se publicaron algunas opiniones aisladas; como la de don Juan Alonso Padilla que el 28 de enero, en el diario Lanza, parecía poner el colofón a la idea de construir el monumento nacional al Quijote con estas frases:

No sé por qué ha de ser así, pero el fenómeno es frecuente: hablar del Quijote es quedar expuesto a la pérdida del cubicado exacto de la ecuanimidad… La prensa se ha humedecido en tintas de este intenso burbujeo mareante y miles de cartas se han cruzado, más o menos cordiales, más o menos ofensivas, a partir de una fecha que solo Mefistófeles sabe… La última vela de luminosas ideas está a punto de agotarse. El monumento a Don Quijote es posible que no consiga su primera piedra y los hombres se sentirán decepcionados por ello. Para mí que el monumento ya está hecho en el más delicado lugar: En el lugar de la ilusión, en el más alto picacho de la llanura del alma.

A pesar de que pocas veces se ha concitado un movimiento tan unánime alrededor de una idea, el proyecto no se llevó a cabo. Pensamos que el fracaso estuvo relacionado con la falta de un liderazgo claro, preciso y convincente. Hubo demasiado debate en torno a la ubicación, pero faltó la voz que, revestida de la autoridad necesaria para no ser cuestionada, decidiera su mejor emplazamiento.

También se echó de menos que nadie, persona o institución, asumiese como propia la idea, diese un paso al frente y tuviese la valentía de proponer una Comisión Ejecutiva Nacional, como ocurrió en 1922 en El Toboso, para materializar el proyecto, poniendo sobre la mesa asuntos tan importantes como el de su financiación o la composición del monumento.

Pero el fracaso del gran monumento nacional tuvo su parte positiva, ya que sirvió de acicate para que muchos pueblos de La Mancha, especialmente los de más tradición cervantina, tomaran como suya la iniciativa y, acorde con sus posibilidades, erigiesen sus propios monumentos.

Aunque han pasado sesenta años, pensamos que la idea sigue vigente y que debería de retomarse nuevamente. Quién sabe si algún otro Sr. Irureta volverá a tener la feliz iniciativa de proponerla de nuevo; ahora sí, reuniendo los apoyos necesarios y las suficientes voluntades que permitan llevarla a buen término. Y necesariamente, contando con el concurso más decidido de los países de habla hispana y de los pesos pesados del cervantismo universal.

Ahora que la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan ha propuesto que don Quijote y Sancho Panza sean declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sería extraordinario que se pudiese celebrar su consecución erigiendo el tan ansiado gran monumento, en esta ocasión de carácter universal.

Gustosamente sustituiríamos el titular de cabecera por este otro:

El gran monumento universal al Quijote… que va a ser.

                                                                                               Manuel Rubio Morano

                                                        Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

 

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