José Manuel Beirán, el ex jugador de baloncesto y medalla de plata con la Selección Española en Los Ángeles 84, ofrecerá sus conocimientos y experiencias en DeXTí, la Feria del Deporte y la Salud de Campo de Criptana
Un tirador consumado. Así define la web del Real Madrid en su apartado de leyendas del baloncesto a José Manuel Beirán quien diera el salto al primer equipo en 1974. Un jugador cuyo palmarés con el club blanco refleja una Copa de Europa, tres ligas y una Copa de España. Méritos suficientes que lo convirtieron hasta en 16 ocasiones en internacional con la Selección Española con la que conseguiría la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Retirado desde hace años, la psicología ocupó un lugar primordial en su formación y actualmente ejerce como tal ayudando a los deportistas a prevenir posibles problemas mentales derivados de las preocupaciones de las competiciones, el estrés o la presión, entre otras.
Para los amantes del baloncesto, José Manuel Beirán es una leyenda. Para aquellos que no te conocen, ¿qué nos puedes decir de ti y de tu pasión por este deporte?
José Manuel Beirán es todo lo que ha ido pasando y viviendo en todos estos años. Mi primera pasión fue el baloncesto y sigue siendo una parte muy importante de mi vida aunque ya lo practique únicamente como afición. Me considero muy afortunado por haber podido vivir de él, lo he conocido desde todos los puntos de vista, y gracias al mismo después he podido convertirme en psicólogo del deporte. Así he sido gerente de la ABP, un sindicato de jugadores, durante más de veinte años, y desde hace tiempo estoy en un extraordinario grupo de personas como es la Asociación de jugadores del Real Madrid.
El Real Madrid también ha sido un hito muy importante en tu trayectoria como deportista. ¿Cuándo y cómo llega el fichaje por este club?
Yo soy de León, y por mi federación me llevaron un par de veranos a unas concentraciones de jugadores jóvenes de la Federación Española. Es ahí donde supongo que hubiera algún ojeador del Real Madrid porque con 16 años recibí una llamada en la que me invitaban a realizar una prueba con los Juveniles de este club. Prueba que se me dio bastante bien y ya me quedé a vivir en Madrid. Estando en las categorías inferiores, empecé a entrenar de vez en cuando con el primer equipo y a viajar a algunos partidos, pero como suele ocurrir con las jóvenes promesas, tuve que pasar también unos años fuera del club. Estuve un par de temporadas cedido para jugar minutos e ir cogiendo experiencia, algo que logré y me permitió fichar como jugador senior. Es así como pude estar cuatro temporadas en dos períodos diferentes, ya que una grave lesión me tuvo casi un año fuera de juego.
En tu carrera, otro hito importante que podemos destacar fue jugar con la Selección Española de baloncesto y lograr con ella una medalla de plata en unos Juegos Olímpicos. ¿Cómo viviste esa hazaña?
Fue algo extraordinario, de hecho, ser internacional siempre fue un sueño para mí. Y si a eso le sumas poder llegar a jugar en unos Juegos Olímpicos, mucho más. Una experiencia inolvidable que te abre la mente a muchas otras cosas y que si además finaliza con la consecución de una medalla es algo increíble. Yo creo que esa medalla, unido a la convivencia con todos los deportistas en los Juegos, y la gran relación que actualmente seguimos teniendo aquellos que estuvimos en ese equipo es lo más importante que me ha pasado a nivel deportivo.
Finaliza tu etapa como jugador en activo y llega el interés por la psicología, ¿por qué?
La psicología ha sido algo que siempre me ha interesado y me ha llamado la atención. De hecho empecé a estudiarla cuando estaba en los Juveniles en Madrid y pude ir combinándola con los entrenamientos y partidos. Luego, me quedaban varios años más de jugador profesional y no pude compatibilizarla, hasta que volví a tener tiempo y a ponerme de nuevo a estudiar, en este caso, Historia del Arte. Como verás dos cosas muy opuestas, pero muy significativas para mí en la actualidad. Sin embargo, fue al retirarme cuando descubrí la psicología deportiva en un máster y cómo podía hacer que mi experiencia se uniera a esa formación con la que trabajar con todo tipo de deportistas.
Psicología y deporte: un tándem necesario. ¿Qué importancia tiene la salud mental en los deportistas y por qué cuidarla es beneficioso para la consecución de logros?
Los deportistas son personas igual que todas las demás, por lo tanto, tienen las mismas emociones, sufren el mismo estrés, y se enfrentan a problemas de todo tipo tanto en su vida personal como en su deporte. Esto quiere decir que no son inmunes a la presión ni a los trastornos mentales que todas estas circunstancias puedan ocasionarles, incluso en muchos casos, con más riesgo por el tipo de vida tan estresante que pueden llevar desde muy jóvenes. Y es que, aunque desde fuera pueda parecer que es una vida fácil, desde mi experiencia puedo asegurar que no lo es. Todos esos problemas a los que me refería afectan directamente en el rendimiento y en su calidad de vida por lo que es necesario afrontarlos para que puedan lograr un rendimiento óptimo que les permita la consecución de todo tipo de victorias.
¿Crees que este aspecto se cuida o quizá se podría hacer más por él?
Como todo en esta vida, creo que es algo que se debería cuidar mucho más. Desde mi experiencia creo que no se hace todo lo que sería necesario dada la trascendencia que tiene, pero se va mejorando poco a poco gracias a todos esos deportistas que están perdiendo el miedo a pedir ayuda y a contarlo luego. Es importante romper los tabúes y temores al qué dirán y gritar que no estás bien y necesitas que te apoyen. Solo así lograrás salir adelante.
¿Qué te parecen foros como esta Feria del Deporte para tratar este tipo de temas?
Creo que son muy necesarios. Cuanto más los divulguemos y entendamos la importancia que tienen, más los valoraremos. De ahí que agradezca a la organización de la Feria el tenerlos en cuenta en la programación y sobre todo el haber contado conmigo para poder exponer mis conocimientos y experiencias ante todos aquellos que tengan a bien acompañarme ese día. Se lo recomiendo.










































































