Cargando...El 75 aniversario de la refundación de la Cofradía del Santo Entierro de Alcázar de San Juan ya cuenta con su propio monumento. La Hermandad, que celebra este año tres cuartos de siglo desde que fuera reorganizada en 1950 por un grupo de cofrades de la Parroquia de Santa María, ha culminado uno de los actos más significativos de esta efeméride con la instalación de una pieza escultórica cargada de simbolismo.
Un lugar cargado de historia
El monumento se ha ubicado en un enclave de especial relevancia para la Cofradía: la rotonda que une la calle Porvenir con el Camino Cuevas del Santero, a escasos metros de donde se levantó en el siglo XVI la antigua Ermita del Santo Sepulcro. Hoy, este espacio se ha convertido en una zona de expansión urbana que conecta el núcleo de la localidad con el Cerro de San Antón y sus emblemáticos molinos de viento, lo que otorga al monumento una presencia destacada y visible para vecinos y visitantes.
La obra, realizada por el artista local Alfredo Martínez Pérez, es —según explicó su hija Silvia Martínez durante el acto, ante la ausencia del escultor por motivos de salud— probablemente el único Cristo tallado en hierro procedente de un rejo de arado romano.
“Me pareció un punto de partida muy potente: de una herramienta creada para trabajar la tierra surge ahora esta pieza destinada a vuestra Cofradía”, transmitió el autor a través de sus palabras. También expresó su agradecimiento por la confianza depositada en él para este proyecto tan especial.
Un proyecto conjunto
La instalación del monumento ha sido posible gracias a la colaboración entre la Cofradía del Santo Entierro, la Diputación Provincial de Ciudad Real y el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan.
La vicepresidenta primera de la Diputación, María Jesús Pelayo, destacó el compromiso de la institución con la preservación del patrimonio y con efemérides tan significativas para la provincia.
“Este 75 aniversario supone mucho para los alcazareños, pero también para Ciudad Real. Son 75 años de trabajo, oración y esfuerzo. Desde la Diputación estaremos siempre para apoyar la identidad, la historia y las raíces de nuestra tierra”, afirmó.
Por su parte, la alcaldesa Rosa Melchor subrayó la carga simbólica que tendrá a partir de ahora este espacio con la presencia del monumento. “Esta rotonda va a representar que juntos somos capaces de hacer grandes cosas”, señaló, recordando que la Cofradía es mucho más que lo visible en los desfiles procesionales. “Es una gran familia que, con fe, vocación y unión, ha logrado mantener vivo este proyecto durante 75 años.”
Melchor insistió en la importancia de seguir transmitiendo ese legado: “Nosotros somos efímeros, pero esto quedará para siempre. Dentro de muchos años, cuando alguien pregunte por el sentido de este monumento, podremos explicar que está aquí porque un grupo de hombres y mujeres fueron capaces de unirse por un objetivo común y de legarlo a futuras generaciones.”
Bendición y mensaje espiritual
El párroco de Santa María y consiliario de la Cofradía, Javier Quevedo, fue el encargado de bendecir el monumento. Después, reflexionó sobre el impacto que la imagen podrá tener en la vida diaria de quienes transitan la zona. “Pasarán creyentes, no creyentes y personas que quizá no practican, pero todos verán esta imagen. Quién sabe —como dijo ayer el pregonero— cuándo Dios toca los corazones”, expresó.
Para Quevedo, la obra será “un punto de reflexión” que recordará la Pasión y Resurrección de Cristo y podrá despertar preguntas, consuelo o fe en quienes se detengan frente a ella.
