El año se despide y, mientras las luces de diciembre alumbran las calles y el calendario se dispone a dar paso a un nuevo capítulo, hay una fecha que permanece escrita con tinta indeleble en la memoria del fútbol castellano-manchego: el 23 de junio de 2025. Una tarde-noche en Santa María de Cayón que ya pertenece a la historia de la Unión Deportiva Socuéllamos y, por extensión, al orgullo de toda una afición.
Aquel día, el Yugo UD Socuéllamos volvió a gritar que está hecho para los retos grandes. Dos temporadas después, retornó a Segunda RFEF, esa categoría que tantas emociones ha regalado a la localidad ciudadrealeña. Un regreso construido desde la resiliencia, tras un año en el que el equipo de Jacinto Trillo llegó al playoff casi sobre la bocina, clasificándose quinto, sufriendo, creyendo y superando obstáculos hasta plantarse en esa eliminatoria nacional que debía decidir su destino.
Y allí, en tierras cántabras, en un Fernando Astobiza donde cerca de 150 valientes lucieron bufanda azul y voz firme, el Socu se mostró reconocible, fiel a su carácter. Tras una primera mitad en la que el conjunto local gozó de opciones, el paso por vestuarios transformó el duelo. El equipo carburó, las bandas comenzaron a fluir, y una galopada de Serrano por la derecha acabó en el remate certero de Adri Díaz. Ese 0-1 en el marcador desató la emoción, cargada de simbología, celebrada con amigos llegados desde Asturias con un outfit preparado para la ocasión.
Como si el fútbol decidiera escribir el guion, fue Fuli quien puso la firma final. En su tierra, ante su gente, como profeta en casa, anotó el segundo tanto que certificaba el ascenso. A partir de ahí, las lágrimas no pertenecieron solo a los jugadores: gente como Carlos García, Domingo Alumbreros o el presidente Sebastián no pudieron contener la emoción de una vida entregada a este escudo.
El 23 de junio de 2025 no fue únicamente un resultado. Fue una reivindicación de identidad. El Socuéllamos volvía a estar donde siente que pertenece, después de una fase regional inmaculada, tras superar a Atlético Albacete, CD Villacañas y CD Cayón, y sellar un ascenso que eleva a Castilla-La Mancha al mapa nacional con tres representantes en Segunda RFEF junto a Quintanar del Rey y la UB Conquense.




































































