Silencio, solemnidad y recogimiento marcaron la noche del Viernes Santo en Alcázar de San Juan, durante la celebración de la procesión del Santo Entierro, una de las más emblemáticas y sobrecogedoras de la Semana Santa alcazareña.
A las nueve de la noche, desde la Plaza de Santa María, y en un ambiente de profundo respeto únicamente interrumpido por los golpes fríos de tambor, comenzó a salir de la parroquia de Santa María la Mayor el cortejo procesional.
La comitiva fue encabezada por tres miembros de la Cofradía, portando la Cruz de Guía y marcando el ritmo con los característicos redobles de tambor. Tras ellos, los primeros nazarenos acompañaban al paso del Calvario, al compás de las marchas interpretadas por la Asociación Banda de Música de Alcázar de San Juan.
A continuación, desfilaron los nazarenos de las distintas Hermandades y Cofradías, aportando color y recogimiento al cortejo. El estandarte de la Cofradía del Santo Entierro abría el paso solemne de los Caballeros del Santo Sepulcro, que escoltaban la imagen de Cristo yacente. Las Damas de Nuestra Señora de la Soledad acompañaban a la titular de su Cofradía, en una muestra de respeto y devoción.
Se trata de la procesión más sobria de toda la Semana Santa de Alcázar de San Juan, donde el silencio se convierte en protagonista, y tanto participantes como público mantienen un ambiente de profunda emoción y respeto. La atmósfera vivida fue de auténtico recogimiento, con instantes marcados por la devoción y la solemnidad.
La procesión estuvo presidida por el párroco de Santa María, D. Javier Quevedo, acompañado por el pregonero de la Semana Santa y párroco de San Juan, D. Ambrosio León, así como por representantes de los grupos municipales, miembros de cofradías y hermandades, y numerosos vecinos que se dieron cita para vivir uno de los momentos más intensos de la Semana Santa local.



































Santo Entierro de Alcázar