El herpes zóster es un proceso relativamente frecuente que afecta a un amplio porcentaje de la población y que, aunque generalmente es benigno, puede ser muy dolorosa.
Se trata una enfermedad viral originada por el mismo virus que causa la varicela. Después de haber tenido varicela, el virus permanece inactivo en el tejido nervioso y años más tarde, puede reactivarse dando origen a lo que conocemos como herpes zóster o culebrilla.
La principal razón por la que el virus latente de la varicela brota y se manifiesta en forma de zóster es una disminución de defensas del organismo.
Eso puede ocurrir por ejemplo con el envejecimiento, donde el funcionamiento del sistema inmune como de otros se va deteriorando. O puede suceder como consecuencia de cierta medicación (corticoides, quimioterapia), o por infecciones como el VIH.
Pero es muy frecuente que aparezcan casos entre personas no inmunocomprometidas en situaciones de debilidad o de cansancio y STRESS.
El dolor suele ser el primer síntoma del herpes zóster que según su localización puede confundirse con problemas que afectan al corazón, los pulmones, los riñones o la espalda.
También pueden aparecer inicialmente síntomas de gripe: fiebre, cefalea o malestar general.
Cuatro o cinco días después del dolor aparece un enrojecimiento de la piel sobre el que brotan unas vesículas muy características que se disponen agrupadas.
El lugar de la erupción del herpes zoster dependerá del nervio donde se ocasione la replicación del virus. Sobre todo aparecen en el tórax, y la zona lumbar. Si afecta el nervio que conduce al ojo, da lugar al herpes zóster oftálmico, que puede ser grave ya que la visión puede verse afectada.
Por lo general, las ampollas siguen formándose durante los 3 a 5 días siguientes a su aparición y después de una semana se secan. Algunas personas experimentan dolor por el herpes zóster sin llegar a desarrollar la erupción.
Una persona con herpes zóster puede transmitir el virus varicela zóster a cualquier persona que no sea inmune a la varicela. Por eso, se debe evitar el contacto físico con aquellos que aún no haya tenido varicela o que no se haya aplicado la vacuna contra la varicela, especialmente personas con el sistema inmunitario debilitado, mujeres embarazadas y recién nacidos.
El tratamiento del herpes zóster se dirige sobre todo a tres objetivos:
Por un parte frenar la reproducción del virus con fármacos antivirales por vía oral. Es importante señalar que el tratamiento es eficaz si se comienza en las primeras 72 horas desde el inicio de las vesículas.
Hay que evitar la sobreinfección de las lesiones y eso se realiza con mediante el uso de antisépticos tópicos.
Y una parte muy importante porque se trata de una afección muy dolorosa es el tratamiento del dolor. Esto puede hacerse con el tipo de analgésicos y la dosis más adecuada en función de su intensidad del dolor, desde paracetamol a antiinflamatorios no esteroideos u opiáceos si se necesitan.
En cuanto a la prevención, existe ahora una nueva vacuna que se indica especialmente a personas con sistemas inmunitarios debilitados.
Disminuye la posibilidad de contagio y hace que en caso de contagio los síntomas sean más leves.
El herpes zóster suele desaparecer sin ningún efecto duradero. Sin embargo, algunas personas tienen complicaciones durante la infección o después de que desaparezca.
La neuralgia posherpética es la complicación más común. Ocurre con mayor frecuencia a medida que las personas envejecen, sobre todo después de los 60 años. Produce dolor en los nervios, en el lugar donde apareció la erupción. El dolor puede ir de leve a grave, y puede durar solo unos días o meses después de haber desaparecido la erupción.
En ocasiones, las ampollas causadas por el herpes pueden infectarse con bacterias. Según la gravedad de la infección, se usan medicamentos antibióticos tópicos, orales o intravenosos para tratarla.
Si el herpes afecta a la cara, en ocasiones puede causar problemas graves en la vista.
Para terminar, es importante insistir en la recomendación de acudir al médico cuanto antes ante cualquier sospecha de herpes zóster ya que el tratamiento precoz puede disminuir la incidencia de la neuralgia postherpética u otras complicaciones más graves, especialmente si eres mayor de 50 años, estás inmunodeprimido o tienes síntomas oculares.
Sagrario Pérez de Agreda Galiano.
Farmacéutica del Centro de Información del Medicamento
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real






































































