La cefalea es un trastorno muy frecuente del sistema nervioso y uno de los dolores más comunes. Haciendo una estimación podríamos decir que la mitad de los adultos han sufrido al menos una cefalea en el último año.
Existen diversos tipos de cefaleas que se van a clasificar, dependiendo de la sintomatología, lugar, duración, intensidad, frecuencia en dos grandes grupos, las cefaleas primarias y las cefaleas secundarias.
La más conocidas son las cefaleas primarias donde encontramos:
– Cefalea tensional o cefalea común: aparece un dolor de intensidad leve o moderada en forma de banda alrededor de la cabeza, este dolor no impide realizar las actividades cotidianas, suele durar de 30 minutos a 7 días y afecta más a las mujeres.
– Cefalea en racimos: en este caso el dolor es intenso, unilateral y de corta duración, pero que se repiten en el día y en unos meses del año.
– Migraña o jaqueca: aparece como un dolor pulsátil que está localizado en uno de los lados de la cabeza y suele ser muy intenso, en este caso el dolor llega a ser incapacitante. Puede acompañarse de náuseas, vómitos, fotofobia (molesta mucho la luz) y fonofobia (molesta mucho el ruido). Estos pacientes pueden presentar “aura”, son una serie de síntomas que pueden aparecer antes de que se inicie el dolor de cabeza, durante el dolor o al finalizar este. El más frecuente es el aura visual que puede aparecer en uno o en los dos ojos, aparecen alucinaciones visuales, visión de destellos luminosos, luces intermitentes, sensibilidad a la luz, visión borrosa… La duración suele ser de 4 a 72 horas.
La cefalea tensional y la migraña constituyen el 90% de las cefaleas primarias.
¿Cómo podemos prevenir las cefaleas en general?
Hay factores no modificables que predisponen a desarrollar cefaleas como puede ser una edad avanzada, sexo femenino, antecedentes de traumatismo craneoencefálico o predisposición genética, y también existen factores modificables en los que podemos incidir para prevenir la aparición de cefaleas como son la obesidad, el abuso de medicación analgésica, estrés, ansiedad, depresión y abuso de cafeína entre otros.
¿Cómo debemos tratarlas?
Como hemos visto, existen diferentes tipos de cefaleas por tanto cada una de ellas necesitará un tratamiento específico que también vendrá condicionado por las características de cada paciente.
Un dato curioso es que solo un tercio de las personas que presentan dolor de cabeza acuden al médico, la mayoría de las personas se automedican o utilizan remedios caseros, lo que lleva muchas veces a no diagnosticar la enfermedad o a abusar de analgésicos que pueden dar lugar a que el dolor sea más persistente.
Hoy en día existen tratamientos muy efectivos diseñados para el alivio de diversos tipos de cefaleas, incluso de crisis concretas en pacientes que no responden a tratamientos analgésicos convencionales, por lo que es muy importante informarse a través del médico o a través del farmacéutico. La mayoría de las veces el farmacéutico es el primer punto de encuentro entre el paciente y el profesional sanitario y este ejerce un papel clave en la prevención, control y seguimiento de esta patología y así mejorar la calidad de vida del paciente.
Rocío Molina Fernández-Bravo
Farmacéutica
Dpto. Servicios Asistenciales/Centro de Información del Medicamento
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real