La tos es uno de los problemas por los que más nos preguntan en el mostrador de la farmacia. Durante la pandemia este síntoma desapareció de nuestras vidas prácticamente, pero ahora, que volvemos a no usar mascarilla, vuelve a estar de plena actualidad. Podemos definir la tos como un mecanismo de defensa de nuestro organismo con el que se pretende mantener las vías respiratorias limpias de cuerpos extraños o secreciones.
Puede aparecer como un reflejo, por ejemplo cuando nos atragantamos, o podemos forzarla nosotros.
En la oficina de farmacia tendemos a clasificarla sobre todo en dos tipos: tos productiva y tos seca o improductiva. Es muy importante que sepamos diferenciarlas bien, ya que su abordaje y tratamiento va a ser muy diferente si se trata de una u otra.
La tos productiva es aquella en la que junto con la tos se produce la expectoración de mucosidad. La causa puede ser un resfriado, gripe, bronquitis o neumonía, entre otros.
En cambio en la tos no productiva o seca no aparece mucosidad asociada. Es más irritativa y será consecuencia de cuadros como el asma, faringitis o alergia.
En la farmacia no disponemos de armas para diagnosticar enfermedades (para eso están los médicos), pero sí tenemos conocimiento y experiencia para tratar determinados cuadros leves y no colapsar así el sistema sanitario.
Lo primero cuando un paciente viene a la farmacia y nos dice que tiene tos es descartar signos de alarma que nos van a hacer pensar en un cuadro más severo y una posible derivación al médico.
Estos signos serían los siguientes:
– La tos no desparece después de 6 días.
– La tos cursa con expulsión de sangre por la boca.
– Aparece acompañada de dolor torácico o dificultad para respirar.
– la tos va acompañada de fiebre.
– Cuando es un bebé el que sufre la tos.
Una vez descartados estos signos de alarma, la actitud será la siguiente:
– En caso de tos productiva no intentaremos cortarla bajo ningún concepto. La tos es imprescindible para la expulsión de la mucosidad asociada y si la cortamos podemos crear un problema peor, como por ejemplo, una neumonía. En este caso dispensaremos medicamentos que ayuden a expulsar la mucosidad y la fluidifiquen, como expectorantes o mucolíticos, como la acetilcisteína.
– En el caso de la tos seca, usaremos medicamentos cuando esta tos sea muy molesta o no nos deje conciliar el sueño por la noche. Podremos dispensar medicamentos antitusivos, como, por ejemplo, el dextrometorfano.
Sea cual sea el origen o tipo de tos el paciente siempre se beneficiará si además sigue las siguientes medidas generales no farmacológicas:
– Evitar agentes irritantes tales como el polvo, el tabaco y el humo.
– Uso de humidificadores para niños y personas con problemas respiratorios.
– Aumentar la ingesta de líquidos para facilitar la formación de moco, así como su liberación.
– También será beneficioso el uso de agentes hidratantes de la mucosa faríngea, como la miel, que alivia la irritación producida por la tos.
Laura Quintana Tirado
Farmacéutica comunitaria de Ciudad Real
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real