En estos momentos, políticos elegidos por los ciudadanos bajo un programa electoral en el que nada se decía sobre el cambio en el modelo de gestión del agua, están decidiendo por su cuenta (pero sin riesgo) al margen de los ciudadanos a los que supuestamente representan. El uno (PP) reúne a su Comité Ejecutivo, ya abierto el expediente en el Pleno Municipal, para que diga que está a favor. El otro (CxA) ni siquiera ha tratado el asunto en una reunión –si es que las tienen- previa a la decisión. En Alcázar vamos a tener que conformarnos, desgraciadamente, con este cruce de artículos en los que unos y otros se lanzarán reproches (el famoso “y tú más”) y se privará a los legítimos dueños, a los ciudadanos, de conocer y después decidir directamente sobre esta importante cuestión. Llevamos dos años (lo podéis confirmar con cualquier medio de comunicación) preguntando si había intención de privatizar el agua para que, al menos, se fuera generando un debate al respecto.
Son muchas las voces críticas contra la política y los políticos (algún día espero que podamos plantear en otro artículo nuestra opinión sobre este asunto) y no extraña ya que se hable de ellos como si de una clase o casta privilegiada se tratara. Es cierto –no hay modo de negarlo- que muchos políticos actúan más atendiendo a sus intereses particulares que a los colectivos. Es cierto que hay corrupción y corruptelas. Es cierto que apenas existen mecanismos para que la ciudadanía pueda opinar y decidir. Es cierto que falta transparencia y lo es también que la democracia está demediada en su conjunto. Pero precisamente por todo esto es por lo que hace falta que la gente, tú, el vecino del quinto, aquél y nosotros, hagamos política.
¿Por qué se elude ese debate? La respuesta no puede ser más sencilla: no hay ni un solo motivo que justifique la privatización. Todos los “argumentos” esgrimidos hasta el momento son inconsistentes, falsos, demagogos y fulleros. Un referéndum permitiría una discusión previa sobre la situación de la que partimos, sería necesario un argumentario a favor y en contra, habría enfrentamiento público, se podrían y deberían realizar debates abiertos a los ciudadanos… todo eso, y más, les sobra a quienes, como dijo Mandeville en su fábula de la abeja, convierten los vicios privados en virtudes públicas.
De lo que está ocurriendo en Alcázar sobre el cambio en el modelo de gestión se pueden extraer varias conclusiones. En primer lugar hay que destacar que el Equipo de Gobierno (CxA y PP) está más pendiente de su futuro profesional y personal que del interés general, y puede, sólo puede, que alguno o alguna esté ahí por ideas, por vocación o para servir al pueblo pero sin son cómplices de este tipo de medidas son culpables, como los demás, de su ejecución. Y, en segundo lugar, nuestros políticos ocultan información, manipulan los datos a su antojo y mienten más que hablan.
Algunas propuestas concretas. Uno, si las cuentas son opacas (si hay deuda o no, si se ha gastado adecuadamente o no, si era conveniente que Aguas de Alcázar ejecutara obras o no) se puede pedir a la Sindicatura de Cuentas que elabore un Informe en un doble sentido: fiscalizador y evaluador de las políticas públicas. Dos, es necesario un Referéndum (ya que ninguno de los partidos dijo nada en el programa lectoral que sean los ciudadanos quien decidan directamente). Tres, si el referéndum no se hace al menos que haya un debate a dos bandas, a favor y en contra, entre el Concejal responsable del ciclo hidráulico y el portavoz de la Plataforma contra la privatización (público y con los medios de comunicación que quieran asistir). Si la Plataforma declinase esta invitación nosotros estamos dispuestos a argumentar en contra en ese debate.
Como citamos antes a Mandeville, os dejamos con una estrofa de su obra:
Mientras otros se abocaban a misterios
a los que poca gente envía aprendices,
que no requieren más capital que el bronce
y pueden levantarse sin un céntimo,
como fulleros, parásitos, rufianes, jugadores,
rateros, falsificadores, curanderos, agoreros
y todos aquellos que, enemigos
del trabajo sincero, astutamente
se apropian del trabajo
del vecino incauto y bonachón.
No podemos permitir que un bien y una empresa de todos pase a manos privadas por el antojo, beneficio, lucro y ambición de unos pocos. Alcazareños, alcazareñas, no seáis incautos ni bonachones.
Antonio Jesús García
Coordinador Local de IZQUIERDA UNIDA