Decía Marañón, el gran don Gregorio Marañón: “Los sanitarios practican una ciencia humildísima, como arte excelso… que yo humildemente añadiría… ¡con entrega total!”.
Trabajando como buen maestro de escuela en Alameda de Cervera, veía que los que caían enfermos tenían que desplazarse a Alcázar y otros sitios… Eso le motivó. Era una persona incapaz de vivir el ocio, el sosiego y el reposo y ni corto ni perezoso, con un espíritu ancho, duro, fuerte y decisivo, le hacen capaz de vencer los obstáculos y… ¡Estudió la carrera de Practicante!, ¡con mucho sacrificio!… Quería ayudar a sus gentes de la Alameda.
Siempre se ditinguió por su corrección en el trato humano. Por su seriedad, por su prudencia y por su delicadeza para con los demás… Don Julio Maroto… ¡Era un gran hombre!.
Dedicarle este homenaje no es ningún favor que se le otorga gratuitamente, sino que es un título justo y merecido, porque con su enorme labor ha sabido llevar el nombre de Alcázar, de nuestro pueblo, de su pueblo y el de ¡Alameda de Cervera! con verdadero orgullo.
Gracias Julio Maroto por haberme considerado tu amigo, tu compañero, te lo agradezco y me siento orgulloso.
¡Enhorabuena Practicante Julio Maroto!… ¡Que Dios te acoja en su Reino!.