Durante el presente curso escolar la Concejalía de Asuntos Sociales e Igualdad de Alcázar de San Juan está ofreciendo actividades extraescolares para personas con discapacidad intelectual, estas personas asisten dos días en semana durante dos horas cada día en dos grupos diferenciados. Yo he solicitado, por activa y por pasiva, que mi hijo Álvaro sea incluido en alguno de esos grupos y hasta ahora la respuesta ha sido siempre negativa.
Álvaro es una persona con un trastorno de espectro autista (TEA), que está perfectamente socializado, ya que a lo largo de sus 20 años de vida todos nos hemos empeñado en que así sea y lo hemos logrado. Al decir todos me refiero a los profesores, técnicos educativos y demás profesionales que a lo largo de estos años le están atendiendo en el Colegio de Educación Especial María Auxiliadora de Campo de Criptana.
La única diferencia que existe entre Álvaro y el resto de jóvenes que ya están asistiendo a dichas actividades es que él tiene una mayor necesidad de apoyo. Y solo por esta circunstancia se ve marginado por razón de su condición de persona más dependiente.
A nuestros políticos se les llena la boca hablando de inclusión social, tema sobre el que oímos hablar hace unos días a nuestro Consejero de Educación, Don Marcial Marín, en las jornadas sobre autismo que se celebraron en el Hotel Intur y es muy evidente que en este caso la inclusión brilla por su ausencia.
Como he dicho antes, mi hijo necesita estar en contacto con sus semejantes, en su pueblo, para su desarrollo integral y su evolución, y repito que en este sentido han ido las recomendaciones de todos los profesionales que le han tratado y le tratan. Por todo lo expuestos anteriormente solicito que desde la Concejalía de Asuntos Sociales e Igualdad, se arbitren las medidas necesarias para que mi hijo Álvaro pueda disfrutar de las mismas ventajas de las que disfrutan el resto de jóvenes de Alcázar.