El Ofertorio es “el broche a la Fiesta de Ánimas Benditas”, ya que este es el momento en el que se recogen los presentes que entregan los vecinos del pueblo, entre ellos la típica “roscutrera”. Todos estos regalos se subastan cuando finaliza el Gran Desfile de Comparsas y Carrozas. El dinero recaudado con esta acción se suma “a lo que llevan recaudado desde Navidad que empezaron a pedir con las campanillas para las Ánimas Benditas”, explicó el alcalde de Villafranca de los Caballeros, Andrés Beldad. Esa recaudación se dedica a pagar las misas que semanalmente les dicen a los difuntos a lo largo de todo el año.
La Fiesta de las Ánimas Benditas es “el punto característico del Carnaval de Villafranca”, en el que “conviven dos fiestas que son independientes pero que se juntan en las calles”. Es una fiesta religiosa que consiste en “honrar a nuestros difuntos, con los bailes de banderas que se hacen veintidos veces al día y que simbolizan ayudar a las ánimas a subir al cielo, a encontrar la luz”.
Las Mayordomías son las familias responsables de la organización de la Fiesta de las Ánimas que conviven en la calle con las “típicas mascaritas”, puesto que cientos de vecinos disfrazados sin que se les conozca, se mezclan durante varias veces con el cortejo que forman las Mayordomías.
Esta fiesta, conserva desde hace siglos los rituales de culto a los muertos a través de ritos y símbolos como la celebración del Oficio de Vísperas y la exposición y bailes de banderas. Las Mayordomías, originarias de las hermandades de ánimas tras el Concilio de Trento, a mediados del siglo XVI, siguen participando en esta fiesta centenaria al recuperar los desfiles, el volteo de la bandera y luciendo las capas de la época medieval relacionadas con la Orden de San Juan de Jerusalén.





































































