Cargando...A pesar de todo, debemos tener orgullo. Orgullo porque la mayor parte de lo que ha construido nuestra Región desde que tenemos autonomía ha sido gracias a nuestro propio esfuerzo y nuestra voluntad. Aunque en los últimos años se hayan oído voces desacreditando las autonomías o incluso hayamos sufrido una bajada de autoestima incluso con mensajes muy negativos desde dentro de quienes ahora nos representan, no hay alternativa a la autonomía para desarrollar de manera más cercana los servicios, la atención y la solución a los problemas de los ciudadanos.
Las autonomías han homogeneizado el país. Han construido un camino de cercanía en los servicios, en la igualdad de oportunidades y han sido y siguen siendo el modelo más inteligente de permitir la unidad del conjunto de España.
Castilla-La Mancha nació como una autonomía amable, que no se creó para ir contra nada ni contra nadie ni tampoco para ser más que nadie ni tampoco para compensar las ansias de independencia de otros territorios. Castilla-La Mancha nació, a pesar de muchas dificultades, para propiciar más igualdad en España y entre nuestra gente.
Las autonomías se constituyeron como un tabique frente a los privilegios que otros quieren poner y como la base donde apoyar férreamente el Estado de Bienestar. Todo ello, aún a pesar de algunas voces ambigüas que las atacan en su raíz minusvalorándolas, al tiempo que luego las defienden. Éste no es tiempo para llevarse por la demagogia. Por supuesto que se necesitan mejoras, pero no hay alternativa al sistema autonómico.
A lo largo de nuestra historia, las autonomías han contribuido a una profunda democratización y han hecho que realmente la política se acerque a la gente. Pero para reivindicar su papel en nuestro país, en la sociedad, para ello primero hay que creer en ellas.
No se puede gobernar una Comunidad Autónoma, sin conocerla y sin creer en ella ni en su gente. La política debe ser el camino del entendimiento, no del desencuentro y el desprecio con la sociedad a la hora de gobernar.
Además de perder mucho camino ya avanzado hacia la convergencia social y económica, desgraciadamente son miles las personas de Castilla-La Mancha que ahora se encuentran fuera de nuestra tierra. Y precisamente por no encontrar oportunidades, por falta de igualdades.
Hoy, 31 de mayo, es también el Día de todos ellos. También de quienes han optado por reivindicar en la calle los derechos sociales y un giro completo en el fondo y las formas de conducir nuestra tierra.
Un día, en el que precisamente ponemos en valor esas ideas. La capacidad de entendimiento y la voluntad de acuerdo en la figura del ex presidente Adolfo Suárez, otorgándole la Medalla de Oro de la Región. Valores como el mérito, el esfuerzo y la dedicación que año tras año reconocemos en el Día de Castilla-La Mancha.
Somos una tierra que precisamente por el esfuerzo y la voluntad de entendimiento de su gente pasamos a creer en nosotros mismos. Salimos del atraso y el olvido histórico para ser una Comunidad Autónoma avanzada y desarrollada. Un origen y un rumbo que no debemos olvidar, ni mucho menos, pese a los momentos difíciles.
El destino lo escribimos todos.
