Cargando...Vicente, es una gran persona y además muy agradecida. Siempre se ha destacado por su humidad, sencillez y compromiso. Para cientos de jóvenes representa el esfuerzo, el sacrificio, la lucha por el trabajo bien hecho. Su referencia como deportista es el lema que utilizan en el Special Olympics “Quiero ganar, pero si no lo consigo, dejadme ser valiente en el intento” y lo demostraba cuando su equipo perdía, él siempre destacaba
los méritos de sus oponentes, y aceptaba como jugador, las veces que le mandaban al banquillo obedeciendo sin rencor el “hoy no juegas”.
Después, como entrenador, aprendió que su tarea consistía en sacar lo mejor de cada uno de sus jugadores, porque sabía muy bien lo que cada uno podía dar.
Sus amigos de “La Trini”, el Padre Juan María y Raimundo Saporta, ya en el Real Madrid, quisieron hacer de él un joven con virtudes y cualidades. Su humildad, paciencia, lucha y constancia han sido los puntos clave que aprendió de sus padres Francisco y Ascensión, y de su hermano Paco. Es amigo de sus amigos y, pasea por La Castelar como si fuera un jubilado desconocido. Todavía conserva su viejas botas Tatum que estrenó
a los 17 años, cuando jugó la fase de ascenso a Primera División en el suelo de cemento que aún persiste en el Colegio de la Santísima Trinidad, junto a un montón de medallas que como dice muy a menudo “no me importa que se llenen de polvo, disfruto de las vivencias y experiencias, de las personas que he conocido y todo lo que he aprendido que me gustaría poner en valor para mi pueblo”.
En la seguridad de que se quedan en el camino hitos señeros de su trayectoria profesional, quisiera resaltar aquí que, Vicente, nació hace sesenta y siete años en el número 6 de El Pasaje de la Plaza de España, donde el insigne poeta alcazareño Santiago Ramos Plaza, al paso rimado del verso octosílabo, recorriendo a solar el callejero de la ciudad escribió en su obra “Alcázar de mis Cenizas”: …, Aunque perdiera al irse/ la fuente,
tantos bares, /el mercado de abastos/ y el sillón del alcalde.
Parte de su carisma y su espíritu se debe a su formación en la Academia Balmes, más tarde Colegio de la Santísima Trinidad, donde tuvo sus primeros encuentros escolares, asimilando y transmitiendo algunos de sus valores: vivir con un corazón puro y en buena conciencia.
En el ámbito como jugador destacamos los trece años en la primera plantilla del Real Madrid, donde fue diez veces campeón de Liga, nueve de Copa, tres de Europa, una campeón del Mundo de Clubes y veinte y ochos veces internacional absoluto.
Consiguió el título de Entrenador Superior en el año 1975 llegando a ser Seleccionador de Castilla La Mancha, habiendo pasado por la Sección Absoluta como segundo entrenador y de la Selección Nacional Junior. En la actualidad pertenece al Staff Técnico de la Federación Española de Baloncesto, ejerciendo las funciones de Jefe de Equipo de la Selección Cadete de España.
Tiene una experiencia probada como Director de Campus y Fundador de la Asociación de Entrenadores de Castilla La Mancha y Escuelas de Baloncesto. Ha contribuido al desarrollo de la Federación de Castilla La Mancha, en la que fue Presidente durante 16 años, luchando fuertemente por que la sede se quedara en Alcázar. En la actualidad es Presidente de Honor.
Su trabajo ha sido reconocido concediéndose las siguientes distinciones: Medalla de Plata al Mérito Deportivo del Consejo Superior de Deportes, de Oro al Deporte de Ciudad real, de Oro al Mérito deportivo de Castilla La Mancha, Premio Quijote de Oro Televisión Castilla La Mancha, Premio Onda Cero de Alcázar de san Juan, Premio Deportivo CEOE de Alcázar, Premiado como uno de los diez mejores deportistas de Castilla La Mancha
del siglo XX.
Vicente y Eva, se casaron en la Iglesia de la Santísima Trinidad. A la ceremonia asistieron, entre otros, Raimundo Saporta Vicepresidente del Real Madrid, Antonio Díaz Miguel, Seleccionador Nacional de Baloncesto y todo el equipo del Real Madrid. Fue tal el acontecimiento en Alcázar, que el comercio cerró por la tarde y no se recuerda nada igual en el Pretil de la Iglesia. Hasta ese momento recordábamos aquella tercera semana
de abril del año 1964, cuando el Balmes, C.B. jugó una fase de ascenso a Primera División y la Castelar se despoblaba para asistir al singular evento deportivo, donde Vicente con el número diez, junto a once compañeros, intentaban ganar al Pineda del entonces célebre Nino Buscató.
Que suerte tengo de estar en mi pueblo- piensa Vicente-, muy a menudo. Le gusta ir a su pueblo, lo lleva en el corazón. No tengo ninguna duda de que el nombre que ha de llevar el nuevo Pabellón Multiusos que se está construyendo y se tiene previsto inaugurar próximamente, ha de ser el de Pabellón Vicente Paniagua.
