Debemos mirar al futuro, y el principal futuro que tenemos son los niños, los jóvenes; ellos forman nuestro mayor activo como comunidad, y no podemos, ni debemos, abandonarles. Hemos de cuidar su formación, su salud, el deporte, incluso su ocio y sus juegos, en definitiva, su infancia, derribando cualquier barrera que suponga apartarles de la sociedad, que los discrimine y los expulse. No solo es una obligación constitucional, es una obligación ética.
Y desde luego lo que no podemos ni debemos consentir es que las actuales políticas de recortes, que con frecuencia intentan buscar justificación en la gestión de gobiernos anteriores, castigue a los más débiles y ponga en peligro su futuro individual y nuestro proyecto colectivo de sociedad.
La llegada de las vacaciones de verano, con el consiguiente cierre de colegios, y de los comedores escolares, saca a la luz una de las peores consecuencias que las políticas de recortes del Partido Popular ha traído a nuestro pueblo, la pobreza infantil. Esta lacra, que creíamos olvidada y de tiempos pasados y lugares remotos, ha vuelto a mostrarse con fuerza a nuestra ciudad y es descorazonador ver como en una sociedad avanzada en la que decimos vivir, el gobierno prefiere mirar hacia otro lado y negar la realidad.
Estoy convencida de que las políticas y las medidas que con responsabilidad han de tomarse desde los despachos deben de estar encaminadas no solo a resolver momentáneamente, a modo de parche, los problemas que vayan surgiendo sino a crear desde la cuna igualdad de oportunidades para todos los hombres y mujeres, nazcan en el seno de la familia que nazcan y sean cuales sean los avatares económicos de sus mayores.
Por eso no podemos ver impasibles en las puertas de los colegios al inicio de curso discriminaciones por la falta del material escolar necesario y adecuado. Ni permitir que un niño o una niña se acuesten sin comer, sin cenar. Ni dejar fuera y aislados del sistema público a ningún menor porque su padres no tienen ingresos impidiéndoles que puedan utilizar las instalaciones municipales deportivas, incluida las piscinas. O restarles la posibilidad de disfrutar y aprender de la experiencia de pasar unos días en un campamento de verano junto a otros niños de su edad cuyos padres han tenido más suerte.
Los políticos tenemos muchas obligaciones, pero las más importantes son hacia las personas, y amparar y proteger más a los más débiles, a los que se encuentran más indefensos. No hay mayor indefensión que la de los niños, ni mayor injusticia que el desamparo. Los políticos socialistas no podemos quedarnos parados antes esta situación, y tenemos la obligación no sólo de denunciarlo, sino de proponer soluciones para paliar, al menos en parte, sus consecuencias.
Como no queremos que se nos acuse de demagogia, hemos propuesto al equipo de gobierno varias acciones concretas que, si comparte nuestra preocupación y prioridad en la lucha contra la pobreza infantil, debería aprobar, y cuya única meta no es otra que disminuir sus efectos sobre los más perjudicados, los niños.
Dice un proverbio africano «Para educar a un niño hace falta la tribu entera». Hagámosle caso y trabajemos todos juntos para que el presente de nuestros niños no sea peor que nuestro pasado y garantizaremos todos para todos un futuro mejor para nuestra sociedad.
Rosa Melchor Quiralte
Secretaria General PSOE Alcázar