Hitos como el del mes de abril del año 1964 merece un reconocimiento, porque ello significó llevar el baloncesto a la cota más alta que en nuestro pueblo se ha vivido, y que aún no ha sido iguaIado. Lo significativo de ello, fue que todos los jugadores habíamos nacido en Alcázar de San Juan y conseguimos convertir esta décima ciudad de Castilla-La Mancha, por número de habitantes, en la segunda Badalona del baloncesto a nivel nacional.
El gran éxito de aquellos jóvenes, que tenían que pagarse las botas con las que jugaban, y que disponían de un presupuesto máximo para comer en sus
desplazamientos el equivalente a 10 céntimos de euro, como máximo, ha sido también un ejemplo de cómo un grupo de jóvenes hicieron del baloncesto un espíritu de equipo, de compromiso y de pasión que fueron capaces de insuflar a toda una población. Alcázar de San Juan vivió los acontecimiento que sucedían en torno al baloncesto y no dejaban de aclamar a esos muchachos, estudiantes algunos y trabajadores otros, que eran capaces de ir a entrenar a las siete de la mañana en pleno invierno y que tenían que soportar un agua congelada, que a manera de ducha, les ayudaba a quitarse los sudores después de los ejercicios planificados con método por “El Míster”.
Nada sucede por casualidad. El empeño del Padre Juan María-verdadero artífice- y el trabajo de José Luis Baquero como entrenador, hicieron lo que
muchos consideraron un milagro. La gran notoriedad que, gracias a esos zagales obtuvo nuestro pueblo, Alcázar de San Juan, fue encomiable. Las invitaciones a participar en torneos de las más variopintas localidades llegaban al Balmes, C.B. continuamente. La comunidad baloncestística de Madrid, no dejaba de interesarse por conocer todo lo que acontecía en materia del deporte de la canasta en el Corazón de la Mancha. Alcázar de San Juan, le debe en gran medida un reconocimiento a aquellos alcazareños, que con gran duende deportivo y sin ningún interés crematístico, se sentían orgullosos de llevar el nombre de su pueblo a todos los lugares que visitaban.
Son motivos suficientes para que este año -50 años después de su primer partido de ascenso a primera división- las autoridades políticas y deportivas deberían celebrar un encuentro con todos los protagonistas posibles que formaban parte de aquel equipo para rendirles un homenaje por lo que aquella maravillosa gesta ha supuesto para el desarrollo del baloncesto en Alcázar de San Juan a celebrar en el Pabellón Multiusos, próximo a inaugurarse y cuyo nombre, esperamos con ilusión, sea el de Pabellón Multiusos Vicente Paniagua, Es de justicia recordar nuestra historia y honrar a quienes hicieron lo posible para reforzar nuestro orgullo de pertenencia y reforzar nuestra identidad y amor a nuestro pueblo.
En la fotografía con signos de antigüedad (14/04/1964), podemos ver de pie de izquierda a derecha y de arriba abajo: Vicente Paniagua Logroño, Francisco Maldonado Blázquez, Francisco Martín Micó, Padre Juan María (q.e.p.d.), Francisco Paniagua Logroño, José Luis Baquero Alhambra (El Mister). Agachados: Antonio Leal Giménez, Ángel Calle Boronat, Jesús Barrilero López, Antonio Peñuela Morales, Manuel Mazuecos García.
Podemos sentirnos orgullosos. Nunca, hasta ahora, en Alcázar de San Juan, se ha conseguido llegar a una cota tan alta y eficiente como lo que alcanzada
entonces. La Federación de Baloncesto de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento tienen la palabra.