Este viernes, 22 de agosto, comienza la Semana Cultural de Puerto Lápice que se prolongará hasta final de mes. Una semana previa a las fiestas patronales que sirve para poner en valor la actividad cultural y popular de los habitantes de esta localidad y que todos esperan con interés. La Semana Cultural es ya una tradición de la que los vecinos no quieren prescindir y un modo de dar cabida a todas esas actividades que, por limitación de tiempo, no pueden desarrollarse durante la Feria. Exposiciones, encuentros, diversión y mercadillo medieval dan vida durante la última semana del mes de agosto al pueblo de Puerto Lápice.
Rosa Requena, teniente de alcalde, dice sentirse muy satisfecha y agradecida con sus vecinos por el apoyo que prestan todos los años para la realización de esta Semana Cultural, tanto colaborando en la consecución de las actividades como participando en ellas. “Me siento muy orgullosa de mi pueblo”. Este es el caso del mercadillo medieval, “casero”, como destaca la edil, “porque son las asociaciones y los vecinos los que montan sus puestos y le dan vida a la Plaza de la Constitución”. Un mercadillo que se celebra el sábado 30 y el domingo 31 de agosto, desde las 12 del mediodía hasta las 10 de la noche. El domingo estará “a tope” de actividades, puesto que la actuación de los Coros y Danzas de Daimiel, prevista para el 23 de agosto, ha tenido que aplazarse hasta ese día, en el que también serán presentadas la reina y las damas de las fiestas en honor a la Virgen del Buen Consejo.
Los vecinos protagonistas
La teniente de alcalde de Puerto Lápice no se cansa de destacar la importancia que tienen los vecinos del pueblo en las fiestas, no sólo en la Semana Cultural. “Hace años decidimos que los pregoneros iban a ser ellos, gente llana y no famosos”.
Este año les tocará a Angel Antonio Catalán y Francisco Garcia-Navas Romero. Dos hombres de generaciones distintas, 63 años el primero y mucho más joven el segundo, que tienen en común el amor por su pueblo y su “gran calidad” como personas, como así lo aseguraba Rosa Requena. El primero comenzó a trabajar con 14 años en la antigua Caja de Ronda, sin poder terminar el bachillerato superior y se forjó su futuro que lo ha llevado por lugares como Madrid o Málaga, volviendo a su pueblo cada vez que ha podido. Ahora, próximo a jubilarse, espera ese momento para poder pasar más tiempo con sus vecinos. Francisco Garcia-Navas Romero es dentista y la teniente de alcalde destaca de él su “humanidad” y que se trata de una persona “muy solidaria”. Marchó a Colombia para colaborar con una organización humanitaria, tiene adoptados a dos niños y “es una bellísima persona”.
El hecho de juntar a dos generaciones es considerado por Requena “enriquecedor”, porque, pese a la diferencia de sus vivencias, tienen en común “ese amor por Puerto Lápice”.





































































