Observo “sorprendido” esta carrera nacional de los políticos, que se ha desatado en los últimos días por ver quien hace la mejor oferta asistencialista para lo que es a todas luces una vergüenza nacional: la situación de pobreza de muchísimas familias en España. Inadmisible en los tiempos que vivimos e indigna para cualquier sociedad que se precie de ser moderna y avanzada.
Percibo como, de manera desaforada ( debe ser por la proximidad de las elecciones, no soy tan ignorante e iluso como para pensar otra cosa) los políticos/as de nuestro país se lanzan a prometer salarios sociales, rentas mínimas básicas, “ yo ofrezco 480 euros a aquellas familias más necesitadas” etc, etc, etc. A comerciar con la miseria de quien por determinadas circunstancias de vida, estructurales o no (a ellos/as les da igual eso), se encuentra en una situación calamitosa a la que le han llevado las políticas sociales de los mismos, que ahora intentar comerciar con su desgracia. La mezquindad de los que todos los días salen en televisión sólo para mentir es aterradora e indolente, carente de cualquier tipo de empatía..
Seguramente cuando estudiaba estos temas en la universidad, pensaba de forma idealista que, en verdad el asistencialismo dejaría de existir algún día… o que al menos se ofrecería en menor medida, nos lo recalcaban de manera permanente. Pero parece ser que nuestros representantes políticos (el lector ya habrá advertido que me dan igual unos que otros) ese día no fueron a clase.
El asistencialismo, es una situación de dependencia de la persona hacia el apoyo que el gobierno le ofrece por medio de la asistencia social. En el asistencialismo, no existe corresponsabilidad de la persona, ni compromiso para desarrollar sus propias potencialidades.
Un país ha de contar con una verdadera política social, son muchos los recovecos que todavía después de casi cuarenta años de Democracia siguen sin cerrarse. Es indignante, ver como las organizaciones sociales, de uno y otro signo, es decir, las personas, ejercen una solidaridad y una acción social con los más necesitados que debería ejercer el Estado, como garante del bienestar de todos/as sus ciudadanos/as.
Una verdadera Política Social es aquella que se encarga de proporcionar un Estado del bienestar al que los ciudadanos/as tenemos derecho, por el simple y mero hecho de serlos. Un Estado, que ha de garantizar que no haya un paro registrado que en estos momentos roza el 25%: ¡Indecente! ; que existan las suficientes guarderías o centros infantiles para que no sean nuestras redes sociales o nuestra familia extensa , es decir abuelas/os los que se hagan cargo de un niño que tiene a sus padres trabajando; un Estado, que se preocupe de sus mayores, de crear los suficientes servicios de atención hacia ellos y por supuesto un Estado que se ocupe de la atención a los más necesitados … Todo esto y muchísimas cuestiones más en su conjunto, proporcionan una Red de seguridad y de bienestar social, con la que no existiría este mercado “persa” del mejor postor con tal de conseguir un voto. Y no me digan que la culpa es del adversario político, ese cuento ya es muy viejo, y han sido ustedes (los de un lado y los de otro) los que nos han gobernado durante estos casi 40 años de democracia.
Por último y como recomendación para este verano, les invito a nuestros políticos a que se lean el libro “El subdesarrollo social de España” de Vincent Navarro, para que tengan una perspectiva de cómo están funcionando distintos países de la Unión Europea y sepamos valorar, lo que ustedes los políticos, están realizando en España desde hace muchos años. Y ahora vienen a manipular y comerciar con la miseria de la gente: repugnante. Nuestra sociedad, nuestra gente, no se lo merece y nuestro país no se lo puede permitir.