Se dice que según la persona la Feria se vive de una manera u otra, este acto social que se celebra anualmente en Alcázar de San Juan y que se vive en distinta intensidad y de diferente forma según la edad y las formas de disfrutar de cada persona ha ido cambiando a lo largo de todos estos siglos de historia.
Siempre la Feria ha servido de lugar de reencuentro social, siendo un ir y venir de gentes, donde los adolescentes han disfrutado de mas tiempo de permiso por los padres, donde algunos han encontrado su primer amor, los abuelos han disfrutado con los nietos dándoles las ferias o subiendo a esta u otra atracción, donde los más pequeños han disfrutado de lo lindo, subiendo a todas las cosas que podían o les dejaban, donde los padres han esperado y siguen esperando pacientemente a que termine la atracción para recogerlos, siendo algunos, los mas osados los que se atreven a subir con ellos.
Coincidiendo como todos los años con los jóvenes como el alma de estas fiestas y los que más suelen disfrutar de ellas, aunque la Feria como actividad lúdica comercial como se concibe hoy en día ha cambiado en todo, su entorno, sus fechas de celebración, sus actividades, etc.
La Feria y Fiestas de 1915, se celebraba del 7 al 12 de septiembre prácticamente cuando hoy se acaban, el primer día se hacía unos fuegos artificiales, luego le continuaba al día siguiente una diana con las bandas de música de la ciudad y la inauguración oficial del recinto ferial, proseguía por la tarde con los diversos actos religiosos entorno a la Virgen del Rosario de la parroquia de Santa Quiteria, coincidiendo este año de 1915 con la realización de un grabado conmemorativo del tercer centenario de su fundación de la cofradía, de ahí que este año se celebre el IV siglo de existencia de esta congregación, terminando este primer día de Feria con una velada musical y el cinematógrafo en la plaza de La Fuente hechos estos últimos que se sucederían durante los demás días que duraba la feria.
El día 9 la sucedía otra vez otra la Gran Diana de bandas, y las divertidas cucañas, que era un prisma de forma triangular, bien engrasado en los ejes, por el que había que deslizarse de uno a otro extremo, sin caer al suelo, para conseguir el premio. Estos años tampoco podía faltar el juego de San Alejo, con duros en sartén o el Circo que se ponía en la plaza donde estaba la antigua fuente. Las actividades lúdicas han ido cambiando, el entretenimiento de las personas a principios de siglo XX también, lo que hoy es la casa del terror, en aquella época era “el Laberinto de Creta”, que consistía en unos pasillos de tela metálica, en los que la gente se autosugestionaba y sentía sus emociones pensando que ya no podría salir de ahí, que se instalaba frente al Casino (actual ayuntamiento) en la antigua plaza de la Constitución. O la atracción de “la Mujer sin Cabeza”, que debía llamarse al contrario, la cabeza sin mujer, pues era lo único que se veía sobre el tablero de cristal de un cajón, que se colocaba habitualmente en la plaza de la Fuente ahora la zona del Jardinillo.
Caballitos hoy con luz eléctrica antiguamente movidos por un caballo de verdad, que se pasaba el día dando vueltas como en una noria o empujados por los chicos de la localidad, para luego recibir a cambio una vuelta gratis en la atracción. Barcas o Columpios y las Voladoras algunas instaladas en la plaza de Santa Quiteria que se mezclaban con los carros de melones y productos alimenticios como los turrones, caramelos, baratijas, garrotas, etc. A esta feria le acompañaban casetas de madera hechas al expreso por el ayuntamiento, instaladas donde ahora ponen sus mesas los bares de la plaza. Pero estas atracciones no eran únicas también estaba el hombre de las vistas, que eran esos cajones que se ponían por fuera del recinto donde se veían imágenes de personas desnudas, se solía poner, junto al cuarto del peso de la plaza, donde el piso de piedra nativa, daba seguridad a las patas que lo sostenían y normalmente tenía el canuto tapado con la tapa de una caja de betún y cuando algún rapaz, de los que le rodean comiéndosele con la vista, le daba la perra, el hombre quitaba la tapa para que el chico se asomara a ver las vistas, este tipo de atracciones no las ponían en los prospectos, ni nadie contaba con ellas, ni las esperaban, pero era imposible para ninguno de los visitantes a la Feria contener la emoción que experimentaban al ver las vistas., o al tío de la rueda con premios gordos que nunca tocaban, que surgía inesperadamente, o la gitanilla de los carrizos con molinos de papel de colores, sujetos con alfileres, los puestos de los buhoneros, los títeres de las fieras feroces que tenia dentro del telón, donde gruñía el payaso imitando sus rugidos.
En esto consistía la Feria de principios de siglo XX, que por las tardes eran amenizadas en la antigua plaza de la Covadonga, con novilladas para los diestros Recortao y Ferrando, que repetiría a las cuatro de la tarde del día siguiente el 10 en la segunda corrida con cuatro novillos esta vez con Alvarito de Córdoba.
Alcázar en esta época era una ciudad floreciente, cabe reseñar la mención que hace de ella Ilustración Manchega, revista local del momento, que medía esta prosperidad midiendo su afluencia de gente por la cantidad de cartas postales que recibía, diciendo que en 1900 la ciudad recibía unas ochenta cartas diarias, hoy (en 1915) recibe, según manifestación de los carteros, más de quinientas. Detalle que mostraba el auge comercial que Alcázar iba teniendo gracias al ferrocarril, donde la ciudad mejoró con la instalación de luz eléctrica y contando con tres fábricas de Harinas, Agua Potable, muchas bodegas y destilerías, donde sobresalía la Central de vinos añejos del Marqués de Mudela, se habían construido casas suntuosas como las de Miguel Henrique de Luna, Oliverio Martínez y Marto Espadero. Empezaba a tener una magnífica estación férrea, cuyo personal cobraba cerca de treinta mil duros mensuales, que servían de ingreso y para dar vida a esta población y a su Feria. Económicamente estaba despegando tenía tres carnicerías de vaca y ternera, comercios y sastrerías tan conocidas como las de Antonio Ortiz, Isidro Gómez Cano, Bonifacio Cano y Compañía, Emilio López Tapia, Viuda de González, La Tienda Chica, Hijo de Eugenio Santos, Pedro Escudero, Jacinto M. Barragán, Eugenio León y otros muchos más.
Los lugares de ocio o centros de recreo eran el Casino de Alcázar o Principal con 400 socios, el Círculo de “La Unión” que en 1915 contaba con más de quinientos socios, tenía biblioteca y un teatro (El Moderno creado en 1909), turnándose con el que había en el Principal en dar varias funciones de zarzuela del genero chico. Otros centros eran Circulo Católico y el Circulo Republicano, sin contar con varios bares que se hallaban siempre llenos de transeúntes como los que había en el paseo de la Estación.
También tenía tres Casas de Huéspedes, y estaba próximo a instalarse un Hotel regentado por el Sr. Arteche en el edificio que fue la Fonda Francesa.
Se echaba de menos en 1915 un sitio de recreo público, donde el vecindario pueda ir a pasear y respirara el ambiente del arbolado de regadío, que no se produciría hasta años posteriores con la creación del actual parque Cervantes. También se pretendía construir en el Casino de Alcázar (actual ayuntamiento) otro Teatro que según las crónicas decían que cuyo plano es muy parecido al teatro de Apolo de Madrid.
Las actuaciones de la Feria de este año de 1915 era la célebre Eurídice, hermosa tonadillera, en unión de Nené, la sin rival canzonetista en el Casino de Alcázar y una Compañía de zarzuela que dirigía el popular actor Leopoldo Gil de género chico actuaría en el Teatro Moderno (Cine Crisfel) y en cuyo reparto se encontraría Carmen Amari y Pepita Amorós.
En cuanto a los alimentos que existía en la Feria, en aquella época no han cambiado mucho, con lo que existen en la actualidad, lo que si ha cambiado son las costumbres entorno a ellos, como el caso de las almendras saladas que solo se comían en la feria o el hecho de que las novias eran obsequiadas con un cucurucho de almendras, como símbolo de cortejo. En cuanto a los juguetes tan relativamente fáciles de conseguir por los niños y niñas en la actualidad, antiguamente no los tenía nadie y los elementos de juego eran improvisados por los mismos chicos y chicas con lo que caía en su mano, se jugaban a juegos como el caliche con un tarugo, las cajas con las cerillas, la taba con el hueso del cordero que se comían en las casas, etc. Y si durante la feria, había algún padre afortunado en la rifa le tocaba alguna muñeca, normalmente se guardaba para cuando se hiciera la chica grande y casi nunca era usada o se estropeaba poco a poco, encima de la cómoda sin salir de la caja que tenía colocada cuando la rifaron.
En cuanto al emplazamiento de la Feria ha ido cambiando con los años, del que primitivamente ser celebrada en la plaza vieja y plaza de la Fuente (actual Plaza de España), donde Gonzalo Fernández Pintado, frente a su farmacia ponía su puesto típico de las orzas, cantaros, barreños y tinajas y donde el ocio quedaba en un segundo plano y premiaba la compra de productos de primera necesidad, hasta que en 1955, se traslado el Ferial a la Plaza del Arenal, ya que la Plaza se iba quedando corta de espacio y no facilitaba la movilidad de las personas, por lo que se hacía preciso esta innovación; como fue el traslado al Arenal, multiplicándose, la importancia de la misma, con más atracciones y carruseles, lugar este que permaneció hasta prácticamente finales de los años 60 en el que el recinto ferial se cambia a la zona del “Orujo” donde estuvo algunos años para luego pasar entorno a 1976 a su ubicación actual.
La Feria hoy en día sigue siendo un lugar de encuentro, una actividad tan antigua como hoy lúdica que las personas la vivimos como buenamente podemos.
Felices Feria y Fiestas 2015.