La plaza de España ha acogido durante este fin de semana a más de un centenar de personas que han condenado los atentados sucedidos en París en la noche del viernes. Dos concentraciones, una espontánea el sábado y otra convocada por la Federación Española de Municipios y Provincias, a la que se unió el Ayuntamiento de Daimiel en la mañana del domingo, se han celebrado en señal de repulsa a la masacre sucedida en la capital francesa pero también en apoyo a las víctimas y sus familiares. Así lo comunicaba el teniente de Alcalde, Jesús David Sánchez de Pablo durante la lectura del manifiesto emitido por la Federación Española de Municipios y Provincias “queremos manifestar que quienes desprecian la libertad, la convivencia y la vida nunca jamás podrán doblegarnos. No podrán con la libertad, con la democracia, con el estado de derecho. Son nuestros principios, nuestras reglas del juego, nuestra única manera de entender la vida y entre todos, unidos, los defenderemos día a día a base de democracia”, manifestaba Sánchez de Pablo, que concluía la lectura con “No podrán con la libertad”.
En ese sentido, el teniente de Alcalde explicaba hacía hincapié en la importancia de “transmitir unidad y tratar de desarrollar un comportamiento cohesionado”, una actuación que, concluía “debe prevalecer siempre por encima del terrorismo”.
Desde París
Mientras siguen llegando noticias sobre supervivientes y fallecidos, también se van conociendo rostros y nombres de vecinos de Daimiel que se encontraban en París la noche del atentado y que, afortunadamente, se encuentran bien. Una de esas testigos es Azucena Bustamante, la daimieleña de 25 años volvía a casa con otras amigas españolas cuando se enteró de lo que estaba sucediendo y relata así los hechos “había salido a cenar y tomar algo por el centro con unas amigas que vinieron a visitarme de España. Cuando volvíamos a casa empecé a recibir llamadas desde España contando lo que estaba pasando y al mismo tiempo comenzamos a ver gente corriendo por el metro, muy nerviosa”, explica la joven que lleva cinco meses trabajando en un hotel de la capital francesa. “Pregunté a unas chicas francesas y me dijeron que había habido un atentado en el estadio de fútbol. Decidimos cambiar el rumbo, bajar del metro e ir al hotel donde trabajo en lugar de ir a casa. Ya allí pudimos coger un taxi que nos llevó a casa. Al coger el taxi pasamos por las zonas afectadas por el atentado y estaba todo lleno de ambulancias, policía y ejército, pero no había gente. No había nadie”, detalla.
Al mismo tiempo asegura, “la gente en París está triste, noto como miedo en el ambiente. El sábado, por ejemplo, al volver a casa iba en el metro y a una mujer se le cayó el carro de la compra al suelo. Todo el mundo miramos con miedo. Nos asustamos mucho”, concluye. Al mismo tiempo que reflexiona “espero que no pase como en enero, no quiero que esto se olvide otra vez y vuelva a suceder”.






































































