No es difícil imaginar a Carlos Yuste como un caballero de las cruzadas cuando habla de “temporada épica”. Que cada partido ha sido una batalla lo evidencia su lenguaje: armar el brazo, lanzamiento a portería, luchar cada balón, morir en cada entrenamiento, doble bloqueo, sufrimiento hasta el final,… Dice que en este deporte no hay fórmulas mágicas sino factores de éxito. Que, en una liga tan igualada, perder o ganar de uno supone bajar a los infiernos o subir al Olimpo. Y es muy directo y contundente cuando habla de la receta para que un club recién ascendido, y con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, se haya metido en los play-offs de ascenso a la liga ASOBAL: “huevos” revueltos al estilo Javi Márquez con aromas de jugadores comprometidos. Y como guinda del pastel, un Presidente, Juan Pablo Marciel, que ha creído en un idea y la ha llevado al extremo… al lateral, al pivote y al bar de la esquina.
Destaca el tempo alegre de los ataques estáticos y las transiciones rápidas como señas de identidad de su actual equipo, «rasgos que nos diferencian del resto en la División Plata, con jugadores de más envergadura, peso y altura». Será por eso que el ritmo de una chirigota de Cádiz le ayuda a meterse en el partido en las horas previas al mismo. Además, subraya el descaro y la frescura de los jóvenes talentos del BM Alarcos que, con apenas 20 años, han reducido a escombros todas las defensas sin pedir permiso de obra.
Asume su rol en el BM Alarcos y exprime cada minuto como si fuese el último de su carrera. Señala la versatilidad como uno de los fundamentos del jugador del balonmano moderno. “Hoy por hoy un buen jugador es aquel que aúna tres cualidades aunque no destaque especialmente en ninguna: fuerte en defensa, capaz de correr las transiciones rápidas y además es creativo cuando participa en el ataque estático. Cada vez hay menos especialistas en una única faceta del juego y el BM Alarcos es buena prueba de ello».
Pisa terrenos propios del cholismo cuando se le pregunta por el futuro aunque coquetea con la idea de poder jugar en liga ASOBAL. «Llegado el caso, no depende de mí». Pensativo, se toca la cara, como cuando manda jugada en ataque, porque todo es más bonito cuando acaba en un gol de fly.
Rubén Villanueva