La Venta de Borondo compite, junto a cerca de medio centenar de edificaciones de toda España, en el concurso de arquitectura Richard H. Driehaus. Se trata de un certamen Internacional cuyo objetivo es promover la práctica de una arquitectura y un urbanismo que preserven y den continuidad a las tradiciones locales, avalado, entre otras entidades, por los ministerios de Fomento y de Educación, Cultura y Deporte, así como del Consejo Superior de Arquitectos de España.
Según explicaba teniente de alcalde, Jesús David Sánchez de Pablo, el Ayuntamiento de Daimiel presentó a concurso este emplazamiento a raíz del trabajo elaborado por David Cejudo, ingeniero en edificación y presidente de la AC Venta de Borondo y Patrimonio Manchego, y Silvia García de la Camacha, arquitecta especialista en rehabilitación y patrimonio histórico, y vocal de dicha asociación.
A ellos les daba la enhorabuena y les agradecía su trabajo por la Venta de Borondo y, en definitiva, por Daimiel.
Dos fases
En esta primera fase de la competición, un jurado internacional valorará las propuestas recibidas, seleccionando las tres que más se adecuen a los objetivos y criterios fijados. En este sentido, Cejudo valoraba que la Venta de Borondo sea la única propuesta de la zona de La Mancha, lo que, según considera, “le aporta un atractivo extra a la propuesta, además de su tipología, singularidad y lo que representa para la literatura”. La candidatura también representa, explicaba Cejudo, “una estrategia para conseguir posibles propuestas viables tanto para el edificio en concreto como para el resto de la arquitectura tradicional de la comarca manchega”. Además, su deteriorado estado de conservación puede representar una ventaja ya que, explicaba, “dentro de las premisas del concurso, se valora la recuperación de los oficios tradicionales y la tradición constructiva local”.
En este sentido se expresaba García de la Camacha, que señalaba que la rehabilitación de la Venta de Borondo es “técnicamente viable” y “de un alto valor didáctico de cara a la investigación de soluciones técnicas y oficios tradicionales durante el desarrollo de los trabajos de consolidación del inmueble” que podrían, según señalaba, convertirse “ya de por sí, en un atractivo para la visita al monumento”.
En una segunda fase, cuyos proyectos se conocerán el próximo 18 de noviembre, arquitectos y urbanistas de todo el mundo podrán presentar propuestas arquitectónicas y urbanas para cualquiera de las tres localizaciones seleccionadas en la primera fase. Otro jurado internacional seleccionará el mejor proyecto para cada uno de los tres emplazamientos.
Los autores de los diseños seleccionados para cada uno de los tres emplazamientos recibirán un premio de 12.000 euros. Además, podrán concederse hasta tres menciones de honor de 2.000 euros por cada uno de los emplazamientos a otras propuestas que el jurado considere particularmente destacables. El concurso podría declararse desierto para cualquiera de los emplazamientos previamente elegidos en ausencia de propuestas de calidad que cumplan los criterios fijados.






































































