Este abogado de profesión, y prestamista por vocación, se prevalió de sus conocimientos en Derecho y de la delicada situación económica que atravesaba el matrimonio, allá por el 2006, suscribiendo un préstamo con garantía hipotecaria por valor de 32.500 euros que jamás llegaron a cobrar, “según manifiestan los afectados”. Éste préstamo lo tenían que devolver en 6 meses (harto imposible), por lo que en 2008 el prestamista les compra la casa (tampoco ven un duro), y les realiza un contrato de alquiler de 600 euros al mes (muy generoso) para que pudieran continuar en su casa de toda la vida.
Al prestamista se le abrieron diligencias preliminares por un presunto delito de estafa que fue archivado por prescripción, y posteriormente se le imputó otro posible delito de estafa agravada al recaer la misma sobre la vivienda habitual del matrimonio, y si bien es cierto que el caso fue sobreseído en primera instancia y posteriormente en la Audiencia Provincial de Madrid, no es menos cierto que los afectados no estuvieron bien asesorados y no llegaron a presentar los documentos públicos que hubieran llevado, a nuestro juicio, a revertir la situación.
MARI Y RAFA, ya no están en casa, pero tendrán techo. Un amplio despliegue policial ha impedido que Plataformas de Afectados por las Hipotecas, amigos, vecinos y familiares hayan podido llegar hasta la puerta del domicilio e intentar negociar con la comisión judicial.
MARI Y RAFA han dado las gracias a los congregados y no han vuelto la vista atrás. Una nueva vida les espera por el bien de sus hijos, y por qué no decir que también han encontrado una nueva PAHmilia.