


El folclore manchego, andaluz y gallego llenó de color la Plaza de España el pasado sábado, en el XXI Festival Nacional de Folclore ‘Ciudad de Daimiel’. Una cita que consiguió reunir a cerca de 400 personas, organizada por la asociación folclórica Virgen de las Cruces, que contó en esta ocasión con la participación de los toledanos de ‘Aires de Ronda’ de Carpio de Tajo, el grupo folclórico de coros y danzas de Vélez, Málaga, y la asociación cultural ‘Cantigas e Frores’ de Lugo. Más de un centenar de artistas demostraron su buen hacer sobre el escenario de la Plaza de España, a través de muñeiras, verdiales, jotas y seguidillas.
Momentos antes del festival, el alcalde en funciones, Jesús David Sánchez de Pablo, acompañado por la concejal de Cultura, Lourdes Cencerrado y otros miembros de la Corporación Municipal, recibían a las cuatro agrupaciones en el salón de plenos del ayuntamiento. Sánchez de Pablo recalcó el papel “fundamental” que cumple este tipo de festivales, “como punto de encuentro e intercambio de conocimientos, en una experiencia que nos enriquece a todos”. Señaló también que, “a través de estos festivales, se muestra la importante cultura de nuestro país, y se dan a conocer vuestras distintas tradiciones e historia, con un matiz diferente pero bajo un mismo nexo de unión: el afán por investigar, preservar y por continuar poniendo en valor las tradiciones de nuestros municipios”. Por último, el alcalde en funciones recordó a los presentes el reciente reconocimiento otorgado a la asociación folclórica Virgen de las Cruces, que recibirá la Medalla de Honor Ciudad de Daimiel 2017 y pregonará la Feria y Fiestas de la localidad por su labor cultural durante 35 años de andadura.
Por su parte, la presidenta de la agrupación anfitriona, Eva Jiménez de los Galanes, también tuvo palabras de bienvenida y agradecimiento para los grupos folclóricos. “El folclore une, el folclore nos une y hace que cada vez esta familia sea más numerosa llenando por ejemplo este salón de actos o el escenario de la Plaza”, subrayó. De igual forma reconoció y agradeció el apoyo del Ayuntamiento de Daimiel en la organización del festival, así como por el reconocimiento como Medalla de Honor Ciudad de Daimiel, “algo que nos llena de orgullo”, aseguró.
Tras la recepción comenzaban las actuaciones. Los primeros en saltar al escenario fueron los de Carpio de Tajo (Toledo). La asociación “Aires de Ronda”, formada en 1994, destacó sobre todo por la frescura y juventud de su cuerpo de baile, quienes interpretaron diferentes seguidillas, fandangos y su jota de las Carpeñas, una de sus piezas más famosas, que consiguió arrancar los aplausos del público.
En segundo lugar, llegó el grupo de coros y danzas de Vélez, Málaga. Una formación con más de siete décadas de tradición que dieron un repaso a sus bailes “catetos”, con verdiales o zánganos autóctonos de su comarca; así como a sus bailes “finos” con malagueñas, vito o fandangos de Huelva. Un nutrido grupo de bailarines que realizaron hasta cinco cambios de vestuario en su intervención.
Tras los malagueños, llegó el turno de la asociación cultural “Cantigas e Frores”, fundada en 1948, comenzó su actuación con su grupo de gaitas, fruto de su escuela de gaitas y percusión, para dar paso después a un recorrido por la música tradicional gallega con muñeiras o una ribeirana, un baile de boda que llamó la atención por la peculiaridad de que las mujeres debían mantener sobre su cabeza un vaso con bebida.
La noche finalizó con la actuación de la asociación folclórica Virgen de las Cruces que interpretó rondeñas, fandangos y seguidillas, sorprendiendo con una joven cantante de tan solo 9 años que se atrevió con un pregón a gañanada y que cautivó al respetable. Una actuación que se sellaba con la jota de Ballesteros y que los integrantes de Virgen de las Cruces regalaron al público que encarecidamente pidió un bis.






































































