El olfato es uno de los primeros sentidos que desarrollamos los seres humanos. La vista de un recién nacido es bastante borrosa, por lo que al nacer olemos el camino al pecho de nuestra madre.
Debido a que el cerebro enlaza el olor con la memoria, los bebés recuerdan el camino y lo repiten cada vez que quieren comida y consuelo. A medida que nos convertimos en adultos nuestro sentido del olfato adquiere la capacidad de devolvernos a la infancia.
Estas asociaciones se forman la primera vez que olfateamos algo y muchos recuerdos de los olores se remontan a nuestros primeros años, recordándonos a la familia, amigos de la infancia, incluso a situaciones concretas . Cuando tu madre lavaba tu ropa y la ponía de nuevo en el armario, la fragancia te demostraba que le importabas. Así que cuando vuelves a oler el mismo olor, recuerdas su amor, incluso si te fuiste de casa hace mucho tiempo. Y tiene el poder de hacerte sentir feliz y tranquila.
Cuando usamos un suavizante con fragancia en nuestro lavado, les damos a los niños “una llave a su memoria que permanecerá con ellos para siempre”.
Por eso KIRIKO cuida mucho los aromas de sus suavizantes y ha trabajado con los mejores expertos en perfumes para crear fragancias capaces de crear recuerdos felices. Como los nuevos suavizantes de 4l Aromas de Azahar y Brisa de Primavera, que recuerdan los interminables días de verano que se pierden en el jardín, el campo o el parque.