Cargando...Alcázar de San Juan, al igual que toda España vive unos días convulsos, llenos de tristeza y soledad. En estos días tenemos que estar agradecidos a todas aquellas personas que están dando lo mejor que tienen, la VIDA, para que, entre todos, podamos ganarle la batalla al virus Covid-19.
Querido lector, no espere en estas líneas rencor, ajuste de cuentas políticas ni siquiera crítica al responsable de la gestión de la crisis sanitaria. No lo he hecho desde que comenzó esta crisis, y no lo voy a hacer ahora. En este momento, es tiempo de unión para derrotar el virus, no de reproche político. Las responsabilidades se exigirán y se tomarán en el tiempo y en el lugar adecuado para ello.
En estos momentos les puedo garantizar que me invade un profundo orgullo al ver a más de 30.000 personas confinadas en sus casas, sabiendo lo complicado que es, pero teniendo en cuenta que los alcazareños somos muy responsables. La ciudad de Alcázar ha respondido con creces al llamamiento a la solidaridad individual y colectiva. Quedarnos en casa, no era una opción, era una obligación moral y legal.
Vamos a ganar esta batalla porque solo la unión de un pueblo puede derrotar al mayor de los males.
Permítanme que tenga tiempo de agradecer a los vecinos su comportamiento ejemplar. Ellos saben de la importancia del comportamiento responsable e individual, y han respondido. Los alcazareños, no solo los que nacen en Alcázar, si no en cualquier lugar del mundo, pero por alguna que otra razón terminan viviendo en el Corazón de La Mancha, donde nada ni nadie es ajeno, todos somos uno, una familia, un mismo sentir, un mismo pueblo.
Permítanme agradecer a los sanitarios, auxiliares, personal de limpieza y de cocina de los hospitales y centros de salud, que dan su vida por la nuestra, que exponen su integridad física y psicológica para poder salvarnos de este mal llamado Covid-19.
Permítanme agradecer a los agricultores que han desinfectado las calles, dejando sus explotaciones agrícolas a un lado. Sector castigado durante años pero que, necesitamos día a día de su existencia.
Permítanme agradecer al personal de la limpieza, que en tiempos complicados siguen trabajando para que cuando volvamos, todo siga igual.
Permítanme agradecer las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, al Ejército, agentes de seguridad y a todas las autoridades que luchan por protegernos en estos momentos difíciles, y que patrullan día y noche para que nadie se salte el Estado de Alarma.
Permítanme agradecer al personal de locales de alimentación, que están realizando una labor especialmente cuidadosa, garantizando que los alimentos lleguen a todos los lugares de nuestra ciudad.
Permítanme agradecer al personal de Funerarias, Tanatorios y Cementerio, profesión siempre olvidada y tan necesaria. Se vuelcan en cuerpo y alma, siempre presentes en los peores momentos, pero siempre con las mejores palabras.
Permítanme agradecer al personal de las residencias de ancianos que, cuidan de nuestros mayores con tanto amor que sería imposible describirlo en unas líneas. Nuestros mayores, son sus mayores, son una generación que nos ha traído donde estamos y que no podemos abandonar.
Permítanme agradecer a colectivos sociales, culturales y voluntarios que, de forma desinteresada salen de casa para construir una sociedad mejor, sin valorar el riesgo que corren. Su ayuda es fundamental para crecer y forjarnos como una sociedad que avanza.
Permítanme agradecer a los juristas que siguen de guardia, velando por los derechos de los ciudadanos, defendiéndonos de situaciones complicadas. Sin ellos la seguridad jurídica y los derechos sería un dibujo a lápiz en un papel mojado.
Permítanme agradecer a los profesores que, desde la distancia, están volcados en la educación de nuestros hijos. Siguen enseñando a las generaciones venideras conocimientos que les serán indispensables para crecer como personas y como profesionales.
Permítanme agradecer a los psicólogos y trabajadores sociales que, desde la distancia ayudan a los que peor lo están pasando con la dura carga del confinamiento.
Permítanme agradecer a los transportistas que trabajan a contrarreloj para llegar a destino y que todas las personas tengan en su casa un plato de comida.
Permítanme agradecer a los veterinarios que, siguen al pie del cañón curando y cuidando a nuestros animales. Sin ellos, esta cuarentena sería mucho más larga.
Permítanme agradecer a los funcionarios que, con dificultad sacan adelante nuestro Ayuntamiento para que ningún vecino se sienta desprotegido.
Permítanme agradecer a los trabajadores afectados, que ven como sus expectativas de futuro comienzan a ser dudosas. Ellos pagan en sus propias carnes la incertidumbre del futuro laboral de este país.
Permítanme agradecer a las empresas que ven reducido al mínimo su actividad, pero también a las que aceleran su producción a límites insospechados para satisfacer las demandas urgentes.
Permítanme agradecer a los estudiantes que viven con incertidumbre que será de su curso académico. Ellos han entendido la excepcionalidad de la situación de una forma peculiar, ayudando y creando contenido para que el día a día se nos haga más llevadero.
Permítanme agradecer a los abuelos que sufren en soledad el Estado de Alarma. Lejos de sus hijos y nietos, con dolor por el sufrimiento ajeno.
Permítanme agradecer a las familias que tienen un hijo fuera y los “visitan” cada día a través de una pantalla. Es tan duro sentir a uno de los tuyos tan lejos, pero a la vez tan cerca, sin poder dar un beso o un simple abrazo…
Permítanme agradecer a las familias que hemos perdido a un ser querido en unas condiciones impropias de nuestra civilización. Hemos vivido la crueldad de la pandemia con la muerte de un familiar o un amigo, viendo como esta persona pasaba sus últimos días en soledad, sin nadie que le apretara la mano o le dijese unas palabras de ánimo. Las despedidas frías, solitarias y atípicas.
Por último, permítanme agradecer a los medios de comunicación su labor informando a una sociedad rota de dolor, que no puede despedir a sus familiares como es debido, que no puede llorar a sus fallecidos porque tienen que trabajar para que esto pase rápido. Sin los periodistas, no solo no sabríamos nada de la realidad, sino que estaríamos ciegos ante el mundo, indefensos ante los males y huérfanos ante los peligros.
Si, tengo tiempo, para agradecer a todos los alcazareños su paciencia, dedicación y trabajo.
Esta batalla la vamos a ganar juntos, porque nada es tan fuerte como una sociedad unida, sólida y cohesionada. Estamos en tiempos de remar todos en la misma dirección porque estamos todos en el mismo barco.
Más unión para derrotar el Covid-19 y menos confrontación.
GRACIAS.
José Luis Montalvo Ropero.
