Las últimas informaciones publicadas acerca del avance de las vacunas y su eficacia para combatir el SARS-CoV-2, más conocido como coronavirus, ha despertado el interés de la comunidad científica por un lado, de las autoridades políticas y sanitarias por otro y, sobre todo, un halo de esperanza para la población.
Sin embargo, el optimismo generalizado en relación a la eficacia de las vacunas y con ellas la posibilidad de conseguir la inmunidad de grupo se antoja una realidad a medio largo plazo, tal y como apunta el doctor Juan González del Castillo, médico del Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, quien explica que “para alcanzar la inmunidad de grupo para el coronavirus, se calcula que el 50-60% de la población debería tener anticuerpos”.
Un porcentaje que está aún lejos del 5,2% de los españoles, 2,3 millones, que tienen anticuerpos del coronavirus, según último estudio de seroprevalencia en España, elaborado por el Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Sanidad
Atendiendo a estos datos, se podría tardar años en conseguir la llamada inmunidad de grupo, entendida, según explica el doctor González del Castillo, como “la protección de una determinada población ante una infección debido a la presencia de un elevado porcentaje de individuos inmunes a la misma”.
En este punto, manifiesta que “la mejor estrategia para conseguir la inmunidad de grupo es la vacunación”. Sin embargo, en relación a la eficacia de las vacunas que actualmente se están presentando, González del Castillo asegura que “todavía no tenemos información científica para valorarlo. Solo disponemos de las declaraciones de las empresas que las desarrollan y esto no es suficiente a nivel científico para emitir un juicio. Lo que no dudo es que la aprobación por parte de las agencias reguladoras se producirá tras un riguroso análisis de evidencia científica obtenida a través de los ensayos clínicos efectuados. Esa aprobación estará, sin duda, condicionada por la seguridad y la eficacia de las vacunas”.
La realidad es que la inmunidad de grupo y con ella la recuperación de “la normalidad que conocíamos solo volverá una vez haya desaparecido el SARS-CoV-2 o tengamos un tratamiento eficaz que pueda evitar los episodios graves y fatales del paciente. Esto no se conseguirá de forma inmediata ya que cuando dispongamos de la vacuna tardaremos todavía meses en conseguir el efecto deseado de inmunizar a la población y especialmente a los grupos más vulnerables”.
Por lo tanto, mientras se conoce la efectividad de las vacunas y su aplicación entre la población, la mejor estrategia para reducir la transmisión del coronavirus pasa por cumplir con las medidas dictadas por las autoridades sanitarias: distancia de seguridad, evitar contacto con personas vulnerables, usar siempre mascarilla y lavarse las manos con frecuencia.