Como todos los años, en esta época del invierno, estamos experimentando un aumento en la incidencia de infecciones respiratorias. Este año, la clásica gripe viene acompañada de norovirus, rinovirus, virus respiratorio sincitial y una nueva variante del SARS-CoV-2.
Si bien lo más habitual es superar estas infecciones sin grandes complicaciones, en algunos casos pueden derivar en patologías más graves, como bronquitis y neumonía.
De hecho, una de las principales complicaciones de las infecciones del tracto respiratorio superior, como el resfriado común o la gripe, es la neumonía.
¿Qué es la neumonía?
La neumonía, comúnmente conocida como «pulmonía», es una infección aguda del pulmón cuya gravedad puede variar. Se desarrolla cuando un agente infeccioso invade el tejido pulmonar.
Aunque se han identificado numerosos patógenos como causantes de la neumonía, el principal microorganismo responsable de la neumonía adquirida en la comunidad sigue siendo el Streptococcus pneumoniae. No obstante, los virus de la gripe y el virus respiratorio sincitial también pueden provocar neumonía en adultos durante los meses fríos del año.
¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas iniciales de la neumonía pueden ser similares a los de cualquier otra enfermedad respiratoria: malestar general, fiebre, tos, dolores musculares y articulares, e incluso náuseas, vómitos y diarrea. En fases avanzadas pueden presentarse dolor torácico y dificultad respiratoria.
El médico suele confirmar la sospecha de neumonía mediante una radiografía de tórax. Una vez realizado el diagnóstico, el tratamiento debe iniciarse lo antes posible.
Las neumonías de origen bacteriano se tratan con antibióticos. La elección del antibiótico depende de la etiología más probable (según los datos clínicos, epidemiológicos y radiológicos), de las resistencias bacterianas en la zona y de la gravedad de la enfermedad, así como de las características del paciente.
Es fundamental completar el tratamiento antibiótico para evitar la aparición de resistencias. Si se interrumpe prematuramente, la bacteria causante de la neumonía puede volver a multiplicarse, provocando una infección aún más grave.
Prevención: la importancia de la vacunación
Si bien las vacunas no pueden prevenir todas las causas de neumonía, muchas de estas infecciones comienzan tras un proceso viral o gripal. Por ello, se recomienda la vacunación anual contra la gripe en personas con mayor riesgo, como mayores de 65 años y pacientes con enfermedades crónicas bronquiales, pulmonares, renales, cardíacas o hepáticas.
Asimismo, se recomienda la vacunación antineumocócica, incluida en el calendario vacunal de Castilla-La Mancha a partir de los 65 años.
Sagrario Pérez de Agreda Galiano
Farmacéutica del Centro de Información del Medicamento
Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real