María y el Jubileo, peregrinos de esperanza. El 24 de diciembre de 2024 a las 19 horas, se abrió oficialmente la puerta del año jubilar 2025 con la Eucaristía presidida por el Papa.
Para los que estáis leyendo estas líneas, María estará muy presente en este año jubilar. El sentido profundo de este año nace en el Levítico, cuya Ley hebrea declaraba que cada quincuagésimo año era de jubileo durante el cual los esclavos serían emancipados, las deudas serían perdonas incluso la tierra podría descansar.
María, nuestra Virgen María, educada muy bien en las costumbres y en la ley judía, conocía muy bien lo que era un año jubilar. Viviría, todos los ritos, las ceremonias, las fiestas y los acontecimientos como todos los niños lo vivían: con júbilo, fiesta y alegría.
Hoy, María, también se alegra con su Iglesia. Le encanta el tema: “Peregrinos de la esperanza”. Será un año de esperanza para un mundo que sufre los impactos de la guerra y los efectos del COVID-19 entre otros.
No sabemos si María era optimista o pesimista, pero lo que sí sabemos era que vivía la esperanza que es mucho más que ser optimista. El optimista vive pensando que las cosas pueden vivirse positivamente, pero el que vive con esperanza se implica en los cambios que tienen que producirse para que las cosas cambien. Supone vivir con la certeza de que lo bueno está por llegar porque se implica en el propio cambio.
Siendo niña, María disfrutaba con todas las tradiciones y ceremonias que se celebraban con motivo del año jubilar.
Puede que nosotros también nos dejemos admirar por las ceremonias de la apertura de la Puerta Santa, por las liturgias maravillosas, por la concesión de indulgencias parciales o totales a la hora de visitar ciertos lugares señalados con esas indulgencias y nos olvidemos de lo esencial: que somos peregrinos de la esperanza, que debemos vivir con esperanza, que debemos hacer las obras de perdón, de misericordia, de amor y con limpieza de miradas y de corazón. La esperanza de que todo lo veamos con ojos de esperanza.
Vamos a ver con María las cosas, los acontecimientos que vivimos, y cuanto nos acontece con ojos nuevos y con una alegría contagiosa capaz de hacer un mundo diferente y feliz, y transparente. Ojalá, el año jubilar 2025 sea un año memorable porque lo vamos a vivir bajo la mirada atenta de María, de la mano de María y bajo la protección de María.
Bajo el cálido manto de María, invocada como «Nuestra Señora de Criptana», se nos presenta una hermosa oportunidad de gracia en el Jubileo 2025. Este año santo, proclamado por el Papa, nos invita a renovar nuestra fe, abrir nuestros corazones a la misericordia divina y participar activamente en la vida comunitaria de la Iglesia.
La advocación mariana de Criptana nos recuerda la profunda devoción que ha florecido en esta tierra manchega, uniendo generaciones en torno a la figura materna de la Virgen. Ella, con su mirada llena de ternura, nos llama a acercarnos a su Hijo y a vivir como hermanos, alimentados por el amor y la esperanza.
El Jubileo no es solo un evento festivo, sino un tiempo de gracia, reconciliación y servicio. Hay que vivirlo plenamente, reconociendo la presencia de Dios en nuestras vidas y comprometiéndonos a ser testigos de su amor en el mundo.
María de Criptana nos guía, nos consuela y nos inspira. Que su luz nos acompañe en este camino hacia el Jubileo 2025, y que todos aquellos que se acerquen encuentren en ella un refugio seguro y una renovada esperanza.
¡Venid y celebremos juntos este tiempo santo bajo la mirada maternal de nuestra Señora de Criptana!
Van a ser numerosos los actos que vamos a celebrar en su honor y desde aquí quiero dar las gracias de todo corazón a todas las personas, asociaciones e instituciones, que hacen posible que todo lo programado salga según lo esperado, porque la gratitud es la memoria del corazón y sin todos ellos, junto con el trabajo e ilusión incansable e incondicional de mi junta directiva no podíamos haber realizado todo lo programado.
Antes de acabar este escrito quiero extender mi más sentido agradecimiento a los miembros de la junta directiva saliente. Su trabajo incansable, su dedicación y su amor por nuestra Hermandad han sido el motor que nos ha permitido seguir creciendo en fe y unidad. Gracias por cada esfuerzo, por cada decisión tomada pensando en el bien común, y por el tiempo que habéis dedicado con generosidad y entrega. Vuestro legado es una inspiración para todos nosotros.
Y a los nuevos miembros de junta directiva, les doy la más cálida bienvenida. Me llena de alegría saber que estáis dispuestos a asumir este compromiso con entusiasmo y responsabilidad. Confío en que, con la guía de nuestra amada Virgen de Criptana, nuestros esfuerzos serán fructíferos y que juntos seguiremos fortaleciendo los lazos de nuestra Hermandad.
Gracias a todos y Feliz Pascua de Resurrección.
Recibid un afectuoso abrazo.
Jesús Delgado Ortiz-Presidente de la Hermandad