La Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan y la Escuela de Hostelería de la Universidad Laboral de Toledo, bajo la dirección de Luis Canorea Ruiz, han puesto en marcha una colaboración tan sugerente como innovadora: los Desayunos Culturales Quijotescos, una propuesta que convierte cada desayuno en un encuentro íntimo con la obra cumbre de Miguel de Cervantes.
La iniciativa, abierta a todo el público, permite que los comensales que acuden a la Escuela de Hostelería disfruten de una selección de referencias gastronómicas del Quijote cuidadosamente recopiladas por la Sociedad Cervantina. Mientras degustan su desayuno, descubren cómo Cervantes describe con maestría las viandas de su época: desde la célebre «olla de algo más vaca que carnero» hasta el «pan y queso» que Dulcinea entregó a Sancho, pasando por el «bacallao mal remojado» de las ventas o las «bellotas avellanadas» compartidas con los cabreros.
Cada cita transporta a los participantes en el desayuno a las ventas manchegas, a los encuentros con pastores, a las alforjas de Sancho repletas de «cebolla, queso y mendrugos de pan». Las referencias seleccionadas —que abarcan desde pescados como el abadejo y la truchuela hasta los «tasajos de cabra hirviendo al fuego»—, o el más raro pero que también aparece en la segunda parte de la novela “pusieron asimismo un manjar negro que dicen que se llama cabial, y es hecho de huevos de pescados, gran despertador de la colambre”; revelan un Quijote sabroso y tangible, donde la comida es protagonista de la vida cotidiana y del viaje caballeresco.
Esta alianza entre una institución cultural y un centro educativo de excelencia demuestra que la literatura vive en lo cotidiano. Los futuros profesionales de la hostelería y los ciudadanos comparten mesa y palabra cervantina, redescubriendo que el Quijote habla también del hambre de Sancho, de la frugalidad de don Quijote, y de esa España del Siglo de Oro que se construía cada día alrededor de la mesa.
Los Desayunos Quijotescos son una invitación a saborear a Cervantes de una forma nueva: con los cinco sentidos despiertos y el espíritu abierto a la aventura literaria más grande de nuestra lengua.








































































