Las modas nos llevan a consumir o dejar de consumir ciertos alimentos o complejos alimenticios, y muchas veces no nos paramos a evaluar los beneficios ni los riesgos de hacerlo sin control médico.
En los últimos años se ha disparado el consumo de proteína en polvo, como suplemento en la dieta para personas que quieren aumentar su masa muscular. Este tipo de suplementos, que se han utilizado desde hace años en los deportistas que practican culturismo, prometen hacernos ganar masa muscular y mejorar el rendimiento deportivo.
Se estima que una persona adulta media, debe consumir algo menos de un gramo de proteína al día por cada kilogramo de peso, teniendo también en cuenta su edad y la actividad diaria. Si se realiza actividad física de intensidad diariamente, el consumo debe aumentarse hasta un 40/50% más. Esta adaptación de la cantidad de proteína consumida en el caso de deportistas, retrasa la fatiga muscular, mantiene nuestra cantidad de masa muscular, mejora la resistencia a la insulina, y hace que la recuperación tras el ejercicio físico sea menor.
Sin embargo, nuestro organismo procesa unos 10 gramos de proteína a la hora, por lo que el consumo de ésta debe hacerse a lo largo del día, repartiendo su ingesta en varias tomas.
Dónde encontramos las proteínas de forma natural
Las proteínas están presentes en nuestra dieta habitual en alimentos como carne roja, pollo, cerdo, pescados, huevos, queso, soja, quinoa, lentejas rojas, avena o arroz integral, entre otros.
Entonces, ¿será necesario tomar proteína en polvo si sigo una dieta adecuada? En ocasiones específicas se puede usar este tipo de complemento para llegar a ingerir la cantidad de proteína que necesitamos para nuestro objetivo (si se ha perdido masa muscular debido a algún tipo de enfermedad, o para ganarla en el caso de los deportistas), si bien es cierto que con una dieta bien pautada y estructurada por un nutricionista se van a obtener los mismos resultados. Así mismo, serán necesarios controles analíticos y de la masa muscular, para no excedernos con el consumo proteico. Si nuestra necesidad de proteína está cubierta, seguir consumiendo más proteína sólo tendrá efectos negativos.
Efectos secundarios
Hay que tener en cuenta que el consumo de proteína en polvo como suplemento alimenticio, conlleva una serie de efectos secundarios que se deben tener en cuenta, tales como náuseas, fatiga, calambres, dolores de cabeza, hinchazón, aumento de peso a consecuencia de los azúcares y grasas presentes en ella, descalcificación ósea (el fosfato cálcico neutraliza en nuestro cuerpo el exceso de amonio que genera la proteína en exceso), y alteración del metabolismo que se lleva a cabo en el hígado y en los riñones, con la consecuente sobrecarga para dichos órganos.
Así mismo, será imprescindible que el producto en cuestión sea fiable y no contenga ingredientes que no sean los exclusivamente indicados en la etiqueta. Se han observado casos de problemas digestivos por ingesta de derivados proteicos que provienen de la leche, por ingesta de exceso de azúcares añadidos, o por ingesta de otras sustancias no declaradas, como plomo, mercurio, cadmio o arsénico, que pueden afectar nuestra salud negativamente, no sólo nuestro tracto digestivo.
Conclusión
Por todo ello, podemos decir que una buena dieta nos aporta la cantidad de proteína necesaria para cubrir nuestras necesidades diarias, tanto si se practica deporte regularmente como si no. En todo caso, será un profesional de la nutrición, a través de un seguimiento controlado quien nos deberá indicar en qué caso puede ser beneficioso el aporte de proteína en polvo como complemento adicional o simplemente, ajustar nuestra ingesta diaria de proteína animal o vegetal presente de forma natural en los alimentos que consumimos.
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