Cargando...Durante este tiempo de Adviento, la redacción de InfoParroquia EL TOBOSO recibió hace pocos días una carta del misionero y toboseño Miguel Ángel Lozano, sacerdote perteneciente a la Congregación del Espíritu Santo que lleva más de tres décadas en el Valle de Mangola (Tanzania) La labor de este “quijote universal”, junto a la de su incansable amigo y misionero Pepe Aguilar, es la de llevar la palabra del Señor, el consuelo, la educación y la sanidad a los necesitados del rincón más recóndito del continente africano. A continuación reproducimos el texto llegado hasta nuestra redacción:
Hola a todos, familiares, paisanos y amigos de InfoParroquia EL TOBOSO:
Es obligado empezar con esta manida frase al acercarse estas fechas de Adviento y Navidad, de espera y de explosión festiva porque nos ha nacido el Salvador tanto tiempo esperado y deseado.
Os escribimos desde nuestra oficina con el ruido de fondo de una mansa lluvia que reaviva la vida desde hace dos días. Era muy esperada, pues la sequía se alargaba. Con su presencia la gente está contenta, pues se reaviva la esperanza de una buena cosecha, y la naturaleza explotará misteriosamente haciendo surgir del polvo reinante la vida que tiene escondida en sus entrañas.
El mundo creado es maravilloso, incluido el ser humano, pero ese mismo ser muchas veces se encarga de estropearlo. Al barbecho lo vuelve baldío y hace aparecer el rastrojo, lugar de malas hierbas y abrojos. Repetimos la historia de Adam y Eva. Pero vivimos con la esperanza de que alguien vuelva a convertirlo en feraz barbecho, de que el polvo de paso a la vida escondida en él.
Los cristianos creemos que el esperado es Jesús de Nazaret, el nacido en Belem. Con su presencia reavivamos la esperanza de un nuevo amanecer que termine con el rastrojo y nos devuelva el barbecho donde el hombre vuelva a reescribir su historia, dejando de lado las espadas y repartiendo a todos azadas para que juntos y trabajando duro pongamos la naturaleza heredada al servicio del bien común.
Como hace la lluvia, queremos sacudirnos el polvo de encima y que reine la vida en su diversidad. Jesús es la lluvia que nos da fuerzas para trabajar y reconvertir el baldío rastrojo en fértil barbecho que dé esperanzas para que todos podamos comer, decidir y disfrutar de la libertad de los hijos de Dios. Con esa lluvia podemos luchar juntos contra todos los tiranos que nos quieren devolver al rastrojo.
Preparémonos, pues viene una torrencial lluvia a la que pusieron por nombre Jesús.
Deseamos que esa anunciada lluvia llegue a todos y cada de nuestros hogares. En medio de las luces de neón, de los regalos, del turrón y los cubatas, de la cena familiar, dejemos que un poco de lluvia nos empape, y así la alegría será completa. Reservemos una silla vacía para el invitado de honor, que llegará a cualquier hora. Muchos celebrarán la Navidad sin reservar la silla, cantarán hasta el amanecer y al día siguiente volverán a la vida rutinaria y encontrarán que nada habrá cambiado. Reservando la silla, nada podrá seguir igual. ¡Hay tantas cosas que cambiar empezando por nuestro interior para continuar en el exterior echando una mano al cercano! La lluvia nos ayudará a esperar la salida del Sol de un nuevo amanecer radiante donde las cosas ya no serán igual.
