La edificación, de principios del s. XX, fue utilizada como vivienda del párroco, siendo reformada hace una treintena de años. Las graves deficiencias estructurales han obligado a derrumbar el edificio, que sufría grietas importantes, humedad, falta de accesibilidad, problemas de aislamiento, zonas sin calefacción y techos desprendidos.
Al ser imposible y mucho más costosa la reforma, se ha emprendido una nueva obra en la que el obispo Antonio Algora puso y bendijo la primera piedra el pasado 16 de diciembre, acompañado de los sacerdotes, autoridades y un buen número de feligreses que querían asistir a un momento histórico para el pueblo.
El nuevo centro parroquial, que seguirá conservando el nombre de «Hermanas Peñaranda», estará destinado íntegramente a la actividad pastoral. Con un coste de 662.810,49 euros, contará con varios despachos, archivo parroquial, un oratorio y 23 salas para catequesis y reuniones.
De este modo, al término de la obra, la plaza de Campo de Criptana volverá a tener su centro de atención natural en un lugar lleno de vida, en el que seguirá formándose la fe de miles de criptanenses.





































































