Por este motivo, el párroco de la localidad, el Rvdo. D. Juan Miguel Romeralo Santiago, ha dirigido un mensaje de salutación a todos los vecinos de El Toboso como a los fieles y devotos del santo obispo Agustín que en esta Feria se acercarán hasta su imagen para que bajo su guía y ejemplo de vida siga «deslumbrando por la profundidad de sus razonamientos y la hondura de su fe».
Romeralo Santiago ha aprovechado esta ocasión para «exponer uno de esos pensamientos más conocidos del santo obispo de Hipona y una de sus reflexiones que más le influyeron en sus decisiones cotidianas». Así, el párroco toboseño hace hincapié en la tarea primordial en aprender a diferenciar el bien del mal para sentar las bases de lo que será el resto de la vida. «Nuestra suerte depende exclusivamente de las decisiones que tomamos cada uno en cada día […] Lo bueno conduce al bien y lo malo al mal. No hay camino intermedio. Uno recoge lo que siembra y no son muy frecuentes los milagros que cambian este orden natural. El bien da libertad, humaniza, y el mal tiene como fruto la esclavitud, animaliza. Somos los únicos capaces de hacer que permanezca libre nuestro corazón o hacerlo esclavo de los más variados y antiguos instintos […] El creyente, como San Agustín, trata constantemente de mantener libre el propio corazón para entregarlo libremente al Creador».
Día grande de la Feria
El próximo viernes, 28 de agosto, festividad de San Agustín al que El Toboso rinde devoción con esta Feria, tendrá lugar la celebración de una solemne eucaristía a las 20:00 horas de la tarde en la seo toboseña a la que asistirán el cortejo de Dulcinea y Damas de estas fiestas, autoridades locales y la banda de música.
Está previsto que en el transcurso de la Santa Misa, la primera edil del consistorio toboseño, Pilar Arinero Gómez, acompañada de su equipo de gobierno así como del resto de concejales y demás autoridades locales, renueve en nombre de todos los toboseños el Voto público y de fe que el Concejo de El Toboso hizo anterior a 1576, por medio del cual la Villa se consagró en guardar fiesta mayor el día de San Agustín al verse liberado por su intercesión y patrocinio de una exterminadora plaga de langosta, según recogen las relaciones de los pueblos del obispado de Cuenca (1983). De ahí que la Patria de Dulcinea venga celebrando su Feria cada 28 de agosto





































































